Yolanda Díaz ha tomado como referencia a Irene Montero. Pero como un ejemplo a no seguir. El haber declarado que ella ya advirtió de lo peligroso que sería el coronavirus semanas antes de que el Gobierno autorizara la celebración de la manifestación por el Día de la Mujer el 8 de marzo de 2020 ha sido un mensaje no muy bien recibido en Podemos. Ione Belarra, secretaria general de la formación morada, e Irene Montero, ministra de Igualdad, están viendo cómo Díaz intenta montar una plataforma que convierta a Podemos en una pata más de la nueva Izquierda Unida reciclada en la que tengan cabida los defenestrados de Podemos. Incluidos especialmente los de Más Madrid, aunque Íñigo Errejón necesite su dosis de protagonismo y esté planteándose ocupar el espacio de Rita Maestre al frente del partido en el Consistorio madrileño.
Yolanda ha dado un paso al frente. La frase en relación con la pandemia y el aviso que supuestamente dio la ministra de Trabajo ha sido interpretado en Podemos, tal y como relatan fuentes solventes del partido, como un paso adelante de Díaz hacia su candidatura para las próximas generales. El problema es que desde la formación morada han entendido este mensaje de la vicepresidenta como un modo de diferenciarse de Montero y Belarra, quienes sí se empeñaron entonces en celebrar el Día de la Mujer. El miedo que se respira en el entorno de Montero es que la nueva candidata de la izquierda española pretende relegar el color morado en el seno de la futura plataforma. Yolanda Díaz no quiere bajo ningún concepto heredar los galones de los hooligans de Podemos y busca un color nuevo, libre de causas judiciales, de purgas y de cualquier reproche ciudadano. Algo que huela a nuevo.
Lo que dicen desde Podemos es que Díaz quiere montar una especie de Izquierda Unida reciclada. Es algo irónico para quienes analizan este giro de Díaz que el ciclo de la izquierda española pasara de que unos díscolos en IU montaran su propio partido, que esta formación intentara aglutinar a toda la izquierda y que ahora que se hunden dichas siglas por momentos la nueva dirigente (procedente de IU) intente montar una nueva plataforma que pretenda lo mismo que sus predecesores. Pero en cualquier caso, Podemos advierte: Yolanda quiere enterrar el color morado en su nueva Izquierda Unida reciclada.
Estas dos altas dirigentes del partido no han sido capaces de revivir el entusiasmo del votante de izquierdas
El problema, a ojos de fuentes de la formación morada, son Belarra y Montero. Estas dos altas dirigentes del partido no han sido capaces de revivir el entusiasmo del votante de izquierdas y se han encelado en, primero, controlar el partido y, segundo, mantener un discurso que ya cansa en el electorado progresista. Yolanda Díaz es feminista, pero huye de los «ellas, ellos, elles» y toda esa parafernalia morada que encabeza Montero que ya ha conseguido cosechar el rechazo incluso de la RAE. La ministra de Trabajo intenta hacerse valer por cuestiones de Estado como la reducción del paro, la derogación «íntegra» de la reforma laboral y otras cuestiones que calan más en el electorado de izquierdas.
Díaz quiere contar con Podemos en su equipo, pero también quiere aglutinar a todos los demás partidos de izquierdas, incluso a los nacionalistas. Podemos, Más Madrid, BNG, Compromís, En Comú Podem y todo lo que se cruce por su caminos será bienvenido. Pero el problema es que la formación morada no quiere ser una más: quiere predominar y Díaz no les dejará. La ministra no solo no quiere coger la bandera morada, sino que pretende crear algo desde cero. Y si Montero y Belarra no se unen, quedarán apartadas y relegadas.
ERREJÓN: SÍ PERO NO
Luego está Íñigo Errejón. Yolanda ya ha arrancado las negociaciones con todos. Desde el BNG hasta Más Madrid. El problema es que al igual que ha pasado en ocasiones en algunos equipos de fútbol, no es fácil gestionar los egos en un nuevo equipo. En este caso, Yolanda Díaz es quien tiene todos los galones y quien encabezará la lista. Errejón no lo ve con malos ojos, pero tampoco se plantea entrar como número 13 en estas listas dado que sería una humillación a quien busca protagonismo por las esquinas. La idea del candidato de Más País es, sin embargo, acabar en algún sitio donde tenga su dosis de protagonismo y sobretodo capacidad real para convertirse en un cargo público con cierta relevancia.
Errejón mira con ojos golosos la candidatura al Ayuntamiento de Madrid. La desaparición de Ciudadanos, el legado de Carmena y la necesidad del alcalde José Luis Martínez Almeida de pactar con Vox, un partido con el que ahora no mantiene una relación buena, hacen que haya posibilidades reales de hacerse con la alcaldía. Errejón, nuevo alcalde de Madrid es algo que le suena muy buen al candidato. Y lo único que tendría que hacer es apartar a Rita Maestre de la candidatura, algo que no debería ser muy complicado dadas las encuestas publicadas.
Al mismo tiempo, Díaz no solo mantiene conversaciones con BNG, Compromís, Podemos e incluso Más Madrid. También los díscolos de Más Madrid, estos concejales que pusieron por delante su integridad a los designios del partido, buscan la forma de integrarse en la nueva plataforma de Díaz. Se trata de concordia y de no repetir los errores que cometió el ego del exvicepresidente y cofundador de Podemos, Pablo Iglesias. No más purgas, no más vetos.