El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Jose Félix Tezanos, ha vuelto a cuestionar la actitud de la oposición en la crisis del coronavirus, asegurando que el clima político actual le recuerda a Doña Urraca, un antiguo personaje de tebeo que era «paradigma de la negatividad y las actitudes insolidarias y agresivas».
Si en las últimas semanas Tezanos ya había achacado a la oposición «inclinaciones carroñeras» y tendencia al bloqueo, ahora continúa los reproches en su último artículo en la Fundación Sistema, que él mismo preside. Esta vez trae a colación al personaje de Doña Urraca, popular hace décadas en el TBO, «concentraba todos los rasgos de una personalidad negativa, hipercrítica, carroñera, desagradable con todo y con todos, y nada dispuesta a tener un comportamiento humano y social positivo».
«La verdad es que el clima político que se está viviendo en nuestros días en países como España me ha hecho recordar varias veces este paradigma de la negatividad y las actitudes insolidarias y agresivas –escribe– . Actitudes que se encuentran en las antípodas de lo que se espera de un pueblo civilizado e inteligente, como es el caso de Portugal y otros muchos países europeos, en los que en circunstancias especialmente difíciles la oposición y las fuerzas políticas, económicas y sociales relevantes se aprestan a apoyar a sus gobiernos en todo lo que pueden y les piden».
BULOS INSULTANTES Y DERROTISTAS
A su juicio, en una crisis como la del coronavirus, «la actitud más normal y esperable» sería que la oposición ofreciera su apoyo al Gobierno, ya que «los comportamientos cerradamente negativos, al igual que la propalación de bulos insultantes, derrotistas y desestabilizadores, no solamente no se esperan por parte de nadie, sino que rayan directamente el nivel de lo asocial e incluso de lo punible.
En el articulo, titulado «Urraquismos políticos desfasados y consensos económico-sociales necesarios» y recogido por Europa Press, el sociólogo socialista defiende la propuesta del presidente Pedro Sánchez de buscar «algo parecido a lo que fueron en su día los Pactos de la Moncloa» y la necesidad de conseguir «una reducción sustancial del grado de crispación política existente España», en línea a lo que el Gobierno ha definido como una ‘desescalada’ de la tensión.