WWF celebra que el reglamento sancionador del anteproyecto de ley de bienestar animal y derechos de los animales contemple el fin de las granjas de visón –una reclamación de la ONG desde el año 2011– con multas de 30.001 a 100.000 euros para la cría con fines de obtención de su piel, al considerar que sus condiciones de enjaule no cumplen con el mínimo requisito de bienestar animal y que supondrá una mejora para la biodiversidad y la salud humana.
La responsable de especies de WWF España, Laura Moreno, ha explicado que esta reclamación lleva sobre la mesa diez años, pero en 2020, a consecuencia de los brotes de coronavirus en granjas de visones la ONG lanzó una campaña para poner fin a estas granjas porque los visones son una especie exótica invasora que perjudica la viabilidad de al menos 50 especies autóctonas.
Moreno destaca que en el Real Decreto de Especies Invasoras se reconoce al visón americano como una especie invasora, una catalogación que para otras especies supuso el fin de su comercio. Sin embargo, se hizo una excepción con los visones y se introdujo una salvedad a la normativa.
Además, asegura que las granjas «no son seguras», ni cumplen con las medidas de seguridad para su control, por lo que se siguen produciendo escapes al medio natural, donde provoca daños a unas 50 especies autóctonas como el desmán ibérico o el visón europeo, del que quedan menos de 500 ejemplares.
«Son un riesgo para la biodiversidad y ahora un riesgo para la salud, pero además la especie vive en granjas intensivas en jaulas, hacinados, donde conviven con todo tipo de virus y sin buenas condiciones de bienestar», asegura la responsable de especies de WWF, que también alega «razones éticas» porque es una especie que se cría para sacrificarla para fabricar abrigos «de lujo» que están en declive.
Así, añade que en los años 80 llegó a hacer unas 300 granjas en España frente a las 27 de la actualidad. «No entendemos que se permita esta industria. Hay que cerrar las granjas de visón», ha manifestado.
Si bien, precisa que la ONG quería la prohibición de estas instalaciones en España se diera en el marco de la normativa de protección de la biodiversidad, pero da por válida su prohibición en el contexto de la futura ley de bienestar animal.
Respecto a otros aspectos de la ley y de su reglamento sancionador, considera, sin embargo, que debería «modificar» y «flexibilizar» algunas cuestiones.
Para Moreno, la ley cuenta con aspectos positivos, como la apuesta por controlar «el mascotismo» porque critica que ahora se tienen mascotas sin coto, «se puede tener cualquier especie prácticamente» y celebra también la intención de control de ese problema social y ambiental.
Asimismo, advierte de que la protección de las colonias felinas puede provocar otra serie de problemas en las ciudades, por lo que apuesta por su esterilización, igual que la de todas la mascotas que vivan en casas, sobre todo en islas y en áreas de gran riqueza de biodiversidad.
En ese sentido, se ha referido a especies que antes eran consideradas mascotas y que se han liberado en ciudades, como por ejemplo las cotorras argentinas. Así, aboga por analizar el coste-beneficio a medio y largo plazo de la erradicación de ciertas especies contra «las que hay que actuar» para evitar «daños mayores». «Abogamos por la eficacia y en algunos casos sí se puede hacer control letal. La UE no prohíbe el control de especies invasoras», ha subrayado en relación con la plaga de esta especie en zonas de Madrid.
Moreno ha instado a mirar la biodiversidad en su conjunto y no solo centrarse en especies que generan empatía y, en ese sentido, pide flexibilidad para actuar rápido, contar con vías de control y facilitar que la ley no ponga tantas limitaciones que supongan un problema en el futuro.
Por último, pide al Gobierno que introduzca en el anteproyecto de ley una serie de requisitos específicos para los mastines, ahora que son una herramienta de gestión para la coexistencia del lobo con la ganadería, ya que los perros pastores tienen que ser criados junto con el ganado.