El cineasta Rodrigo Cortes (Cenlle, Ourense, 1973) ha presentando este miércoles 24 de noviembre su nueva producción internacional, ‘El amor en su lugar’, y se ha referido al acuerdo entre el Gobierno y ERC para que las plataformas audiovisuales, como Netflix o HBO destinen un 6 por ciento de su catálogo al gallego, el euskera o el catalán. «Con la creación lo más interesante por parte de casi cualquier político es que no estorbe. Generalmente, sería más que suficiente», ha dicho preguntado por esta futura obligación.
A su juicio, «cuando se empiezan a reglamentar las cosas unos se sienten muy favorables y otros apartados, pero la creación es un acto inevitable, y en ese sentido lo que se puede hacer con eso, es no estorbar».
«Se debería hacer lo que cada uno sienta que debe hacer, y cada uno debería expresarse como sienta que debe expresarse, y quien haga eso alcanzará el interés en el otro lado, o no. Y eso determinará el equilibrio de las cosas. No creo tanto en cómo deberían ser las cosas sino en cómo son. El tablero no se disputa, y se trata de hacer la jugada más honesta posible dadas las condiciones», ha reflexionado el cineasta en relación a si se deberían hacer más producciones en lenguas cooficiales.
‘El amor en su lugar’ traslada al espectador al gueto de Varsovia, en Polonia en 1942, para contar cómo un grupo de actores judíos representan su obra teatral mientras se enfrentan a un dilema moral.
Respondiendo a si existe antisemitismo en la sociedad actualmente, Cortés ha comentado que «la desconfianza del diferente es un tema universal y desde luego que sigue presente en muchas situaciones».
«Muchas veces los que son víctimas de según que persecución son a su vez, los perseguidores de otros, y es parte de nuestra naturaleza humana que es oscura y brillante, y en la que todo sucede a la vez, y es una de las razones por las que me concentré en hacer una película de actores», ha matizado.
«CASI TODO LO QUE CUENTA EL PASADO, HABLA DEL PRESENTE»
En su opinión, «lo triste de la historia es que generalmente no se mueve en líneas rectas sino en círculos y es temporal, y casi todo lo que cuentes del pasado habla del presente, porque todo repesa una y otra vez porque somos humanos y no podemos evitar serlo», ha señalado.
El reparto de ‘El amor en su lugar’ cuenta con Clara Rugaard, interpretando a Stefcia, y con Ferdia Walhs-Peelo, encarnando a Edmundo y en ese sentido, Ferdia ha asegurado que «el racismo y la opresión existe, desgraciadamente. «Lo sabemos y somos conscientes de ello», ha sentenciado.
La historia también refleja cómo el sector cultural sobrevive en circunstancias difíciles una situación que cree que no es comparable con la que se ha vivido durante la pandemia. Respecto a cómo ha vivido la emergencia sanitaria, a nivel personal lo ha hecho «con mucha tranquilidad», incluso pudo dormir «después de mucho tiempo».
«Pero después tienes que seguir haciendo cosas, sigues expresándote. No es comparable con lo que sucede en la película con el gueto de Varsovia, con circunstancias muy duras, no es comparable con estar encerrado en casa y ver Netflix. Pero lo que está claro es que es algo incontenible, y ante cualquier circunstancia, siempre se va a encontrar una manera», ha destacado.
En todo caso, ha afirmado que en el plano logístico, el protocolo covid ha encarecido las producciones y ha destacado que también hay un cambio de paradigma que tiene que ver con las plataformas y la liturgia del cine. «Veremos de qué manera afecta, si vamos a volver a las salas o la gente se ha acomodado, pero hay experiencias que están creadas para ser experimentadas en salas y creo que hay un grupo de gente que está luchando duro para conseguir que la gente vuelva a las salas», ha señalado.
PLANO SECUENCIA DE 15 MINUTOS PARA VIVIR EL GUETO EN PRIMERA PERSONA
A nivel técnico, la cinta comienza con un plano secuencia de 15 minutos realizando un recorrido por el gueto en el que se encuentran los personajes. Para Cortes, la película es «una experiencia física», que «no solo está diseñada para ser vista, sino para ser experimentada».
«Este inicio permitía introducir al espectador casi en primera persona en el mundo del gueto y del teatro, que es donde va a suceder la historia», ha subrayado.