La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha advertido este lunes de que, de no adoptar «medidas contundentes con celeridad», la sequía afectará al 70 por ciento más del territorio, 27 millones de personas podrían estar expuestas a zonas con escasez de agua y el 75% de la Península podría experimentar el riesgo de la desertificación.
Así lo ha indicado durante su intervención en Alicante en el Foro ‘El futuro del agua’, donde ha apelado al «diálogo constante» para alcanzar una transición ecológica «justa» con un reparto «equitativo» de los recursos hídricos, ya que la previsión es que en el año 2050 «haya menos agua».
«Es de vital importancia la complicidad de los distintos actores, sin negar la realidad, buscando soluciones, y a través del conocimiento académico que nos va a permitir facilitar muchas de las respuestas en ese diálogo constante que queremos seguir haciendo, pensando sobre todo en las personas y que resulta fundamental», ha indicado.
Según ha subrayado, «España experimenta ya serias alteraciones del régimen hídrico y todas las previsiones a medio y largo plazo alertan del incremento de los fenómenos extremos como sequías, inundaciones, tormentas y del agravamiento de fenómenos acumulativos como la desalinización por el incremento del nivel del mar y por la penetración en acuíferos».
«El último informe científico del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre cambio climático no deja lugar a dudas, es contundente: el cambio climático se acelera, el estrés hídrico se incrementa en el Mediterráneo y muchos de los impactos que sucedan en los últimos los próximos 20 años son inevitables, por lo que tenemos que prepararnos para ello con la mejor inteligencia», ha considerado.
En este sentido, ha alertado de que en España el avance «acelerado» del cambio climático puede conllevar una reducción de los recursos hídricos de hasta un 24% como media en estimaciones para antes de final de siglo y, en algunas zonas, como el sudeste de la península, esta cifra podría elevarse hasta un 40% en la disponibilidad de agua.
DIÁLOGO FLUIDO
En declaraciones a los medios, la ministra ha destacado el «diálogo fluido» con las comunidades de regantes, ha reconocido que los trasvases son un asuntos «sensibles y complicados» y ha subrayado el compromiso del Gobierno para poder acometer las inversiones en modernización de infraestructuras «al tiempo que se va buscando la máxima eficiencia ante situación meteorológicas extremas».
Preguntada por si el Ministerio valoraba una solución «transitoria» para el trasvase Tajo-Segura, la ministra ha agradecido «enormemente» el diálogo «constante» con las comunidades de regantes y usuarios a la hora de actualizar las tarifas, que se han actualizado «por unanimidad, con consenso» entre las administraciones y los consumidores, algo que considera «fundamental» no solamente por las tarifas del trasvase, sino por «todas las políticas a acometer a nivel de inversión, innovación y de renovación».
«Entendemos que el tema del agua es especialmente sensible, por eso nuestra apuesta es construir sobre las bases en las que estamos de acuerdo con el máximo diálogo y con la máxima comprensión y empatía para con todos los sectores», ha añadido, y ha subrayado que el Gobierno entiende la «sensibilidad» de «Alicante, de Murcia, de Almería, de Guadalajara, de Toledo, de Madrid, del Ebro, de Tarragona (…)».
CIERRE DE PRESAS
Asimismo, preguntada por si el cierre de algunas presas en el país no supone una política contradictoria con la previsión de que se reduzca un 40% el agua disponible en los próximos años, la ministra ha indicado que las alertas son «claras» en dos direcciones: posibles inundaciones y sequía máxima.
«Los promedios muestran que es probable que vivamos disminuciones de agua disponible como consecuencia de cambios en los parámetros de lluvia de alrededor del 25% en promedio para toda España de aquí a finales del siglo y alrededor del 40% en el sudeste de la Península Ibérica; es decir alteraciones muy significativas del volumen de agua disponible», ha dicho.
Y esto, ha dicho, «va en paralelo» con la revisión permanente de las infraestructuras necesarias para abordar las respuestas. «Es cierto que puede ocurrir que hay algunas presas que son muy antiguas, porque son pequeñas e ineficaces, al finalizar el periodo de explotación las confederaciones propongan su eliminación y dejar que el agua fluya agua abajo».
«Esto es lo más frecuente que ha ocurrido con embalses pequeños y la verdad es que la gran apuesta respecto a la visión integral del agua es garantizar la buena interconexión entre todos los volúmenes de recursos hídricos en cada una de las cuencas allá donde se producen, es decir que las cuencas estén perfectamente conectadas, cosa que hoy no existe y que es particularmente problemático», ha indicado.
Por ello, la ministra ha manifestado que resulta un «difícil desafío» para las confederaciones del sureste, como la del río Júcar y Segura. «Estamos trabajando precisamente para que esa capacidad de rectificación de desalación o aportes de agua de superficie, ya sea a través del trasvase o a través del río, puedan estar perfectamente conectadas y que no vayan a ningún rincón que esté sometido a estrés o riesgo adicional», ha señalado Ribera.