Hoy se publica en el BOE el decreto oficial de disolución de las Cortes, que ayer firmaron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y luego el rey Felipe VI de cara a las elecciones generales del 28 de abril. En el boletín también figura el periodo de 15 días de campaña electoral, del 12 al 26 de abril.
La legislatura que hoy acaba ha estado plagada de inusuales sucesos que la convierten en la más extraña de la democracia española. Desde su comienzo, hace tres años y medio, han sido varias idas y venidas bajo el mando de dos presidentes de distintos partidos, algo inédito en.
RAJOY GANA LAS ELECCIONES DEL 26-J
Las elecciones del 26 de junio de 2016 fueron la consecuencia del bloqueo político surgido de los comicios de diciembre de 2015. Seis meses después, los españoles prefirieron de nuevo al Partido Popular que ha ganado las elecciones y con un resultado muy superior en votos y escaños al que consiguió en el mes de diciembre. Así, aglutinó el 33% del voto con casi 7,9 millones de papeletas y se apuntó 137 diputados, 14 más que unos meses antes.
Todas las demás fuerzas fueron castigadas por el electorado. El PSOE no consiguió sostener su suelo, ya muy bajo, de los 90 escaños. Sólo sólo 85 diputados con algo menos del 23% del voto y 5,4 millones de papeletas. Los socialistas se dejaron en el camino desde el 20-D más de 120.000 votantes. Incluso, perdió estrepitosamente en su feudo histórico, Andalucía, donde se vio superado por el Partido Popular, en lo que fue el anticipo de lo que luego ocurrió en las andaluzas del pasado mes de noviembre.
Podemos iba coaligado con IU pero obtuvo los mismos 71 escaños de diciembre de 2015. La coalición morada se desinfló en el tramo final pese a que las encuestas pronosticaban un sorpasso al PSOE. Por ello, Pedro Sánchez se felicitó -para sorpresa de muchos- de que su partido fuese la primera fuerza de la izquierda.
Ciudadanos pasó de 40 a 32 escaños tras pasar del 13,9% al 13%. Paradójicamente, esos ocho escaños de menos fueron determinantes para que PP y Cs no llegasen a la mayoría absoluta y lo fiasen todo a un acuerdo con otras formaciones, en especial el PNV, para salir del bloqueo.
EL ‘NO ES NO’ DE SÁNCHEZ
El líder socialista, Pedro Sánchez.El líder del PSOE rechazó en varias ocasiones la propuesta de Rajoy de una gran coalición de Gobierno como se había hecho en Alemania. Sánchez mantuvo su política de ‘no es no’ hasta las últimas consecuencias, lo que provocó que diferentes miembros de su propio partido se revelaran ante la situación de incertidumbre y el temor a unas terceras elecciones consecutivas.
El 28 de septiembre de 2016, un total 17 miembros de la Ejecutiva federal socialista presentaron su dimisión para así forzar la disolución de este órgano y la llegada de una gestora.
El 1 de octubre, el Comité Federal rechazó la propuesta de Sánchez de convocar un Congreso y este presentó su dimisión como secretario general del PSOE. El partido quedó a manos de una gestora controlada por Susana Díaz que acordó abstenerse en la votación de la investidura de Rajoy.
RAJOY ES PRESIDENTE CON LA ABSTENCIÓN DEL PSOE
Esta vez, Rajoy sí aceptó la proposición del rey Felipe VI y el Congreso de los Diputados convocó un debate de investidura de la legislatura para el día 26 de octubre. Rajoy perdió la primera votación con 170 votos a favor y 180 votos en contra pero finalmente, en la segunda, obtuvo 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones.
La nueva gestora del PSOE -al frente de la cual estaba el presidente de Asturias, Javier Fernández- ordenó abstenerse en la segunda votación en la investidura de Rajoy, pero no logró la unanimidad del grupo parlamentario. Una quincena de socialistas se opuso a Rajoy.
El giro más dramático fue el del propio Sánchez, quien entregó su acta de diputado para así no tener que participar en la votación. A la postre, sería una decisión acertada ya que meses después se impuso en las primarias del PSOE contra la candidata del aparato y la vieja guardia, Susana Díaz, con el mensaje de que él no había permitido la llegada de Rajoy a La Moncloa.
EL 155 INTERVIENE EL GOBIERNO CATALÁN
El gran problema al que se ha tenido que enfrentar el Gobierno en esta legislatura ha sido el independentismo catalán. Rajoy, una vez en el gobierno, decidió en octubre de 2017 aplicar el articulo 155 de la Constitución ante la proclamación de la República catalana en el Parlamento catalán.
Avalado por el Senado, en el que el PP tenía mayoría absoluta, Rajoy convocó elecciones para la Generalitat catalana en diciembre, sin que el panorama político cambiase mucho en esa región: la novedad es que Ciudadanos quedó como primera fuerza política, pero sin opciones para formar un Gobierno constitucionalista.
Tanto Sánchez, quien había vuelto al PSOE ganando sus primarias, como Rivera, líder de Cs, dieron su apoyo al presidente del Gobierno en la intervención del Ejecutivo catalán. El 155 se ejecutó como una medida extraordinaria, que obligó al cese o disolución de diferentes organismos catalanes que habían llamado a las urnas el 1 de octubre en un referéndum ilegal para votar la independencia de Cataluña.
RAJOY SACA ADELANTE LOS PRESUPUESTOS
La fragilidad del Gobierno de Rajoy se materializó en la negociación de los presupuestos con Ciudadanos, PNV y Nueva Canarias, una formación de izquierdas que facilitó su voto a cambio de importantes inversiones y concesiones políticas para el archipiélago canario.
La aprobación de los presupuestos, el 23 de mayo de 2017, fue por la mínima. Con los 176 votos a favor de PP, Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias, y 171 en contra del resto de partidos (PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, Compromís y EH-Bildu), se han aprobaron en el Congreso las cuentas públicas del Gobierno para 2018.
Los nacionalistas vascos dieron de esta forma oxígeno para Rajoy, quien se las prometía muy felices ya que en su fuero interno estaba el seguir dos años más en La Moncloa y llegar a la primavera de 2020. A la postre, fue la victoria política más efímera de las últimas décadas.
LA SENTENCIA DE GÜRTEL ACTIVA LA MOCIÓN DE CENSURA
Mariano Rajoy responde en calidad de testigo en el juicio de Gürtel.La corrupción acechó al PP a lo largo de toda la legislatura que acaba de terminar. Un hito muy importante fue el juicio en la Audiencia Nacional a la primera parte del caso Gürtel, en el que Mariano Rajoy se convirtió en el primer presidente del Gobierno en ejercicio que tenía que comparecer en un juicio, en este caso en calidad de testigo.
El tribunal le permitió testificar desde una posición diferente al resto de testigos -al lado del tribunal- pero la posterior sentencia fue demoledora para los intereses del PP. En una sentencia de 1.687 páginas, dos de los tres jueces -el presidente del tribunal se quedó en minoría y tuvo que optar por el voto particular- acreditaron que el PP mantuvo oculta durante más de dos décadas una financiación irregular con la que concurrió a sucesivas elecciones municipales, autonómicas y nacionales.
En concreto, dijeron que la formación de Rajoy se benefició en 245.000 euros de algunas de esas prácticas corruptas. Los jueces indicaron, además, que el partido gobernante disfrutó de «una estructura financiera y contable paralela a la oficial», que ésta existía «desde al menos el año 1989» y que servía para «entregar cantidades a personas miembros relevantes del partido».
La sentencia llegó un día después de aprobarse los presupuestos y provocó tal seísmo político que Sánchez supo aprovecharlo con la presentación de una moción de censura contra Rajoy.
SÁNCHEZ, PRIMER PRESIDENTE ELEGIDO TRAS UNA MOCIÓN
El líder socialista fue el primer vencedor de una moción de censura en España tras reunir los apoyos de los diputados de su grupo parlamentario, Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, Bildu y Nueva Canarias para descabalgar al Ejecutivo del PP. Fueron 180 votos a favor, 169 en contra (PP y Ciudadanos) y una abstención (Coalición Canaria), ocho días después de que el partido de Rajoy fuera condenado por la trama Gürtel.
El candidato socialista logró su propósito tras un debate en el que Rajoy rechazó dimitir a ofrecimiento del candidato para detener la iniciativa. El presidente del PP vio la partida perdida cuando el PNV le comunicó que votaría a Sánchez y se refugió en un restaurante durante ocho horas.
Tras ello, puso rumbo al Congreso y en una breve intervención, consideró un honor haber presidido el Gobierno. “Y dejar una España mejor que la que encontré. Ojalá mi sustituto pueda decir lo mismo”, asestó antes de que se suspendiera la sesión para proceder a la votación. En la última réplica de Sánchez al portavoz del PP, Rafael Hernando, el candidato dijo que contaba con su respeto “como expresidente de España”. Hernando comparó a Rajoy con Adolfo Suárez, que dejó el Gobierno por “un acoso similar”.
RÉCORD MUNDIAL DE MUJERES EN UN GOBIERNO
El Gobierno de Pedro Sánchez pasó a la historia por nombrar a 11 ministras en un gabinete de 17, que representan el 64,7% de los miembros. Este hecho convirtió al Ejecutivo socialista con más mujeres del mundo y de la historia de Europa.
El hito español supuso desbancar al Gobierno finlandés de Vanhanen que, en 2007, había nombrado a 12 ministras de un total de 19, es decir, el 63,1% de los integrantes. A día de hoy sigue siendo difícil ver porcentajes similares al español dentro de la OCDE.
A modo de ejemplo, en Grecia, Bélgica o Portugal no superan el 25% de mujeres en el Ejecutivo. Sin embargo, poco a poco las ministras se han ido abriendo paso. Francia o Suecia llegan a un 50%. Costa Rica, con un 56% de mujeres en el Gobierno, o Canadá, con un 51,7%, también han conseguido situarse en las posiciones más altas del ranking.
En España, la tendencia desde hace una década era la paridad de género dentro del Ejecutivo, tanto con el PSOE como con el PP. Buena parte de ello son las cuotas de género que desde 2007 existen en las listas electorales y que ha fomentado que se llegue a cerca de un 40% de mujeres en el Congreso.
LA EXHUMACIÓN DE FRANCO QUE NO LLEGA
Uno de los compromisos de Pedro Sánchez al llegar al poder fue sacar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Pero como dice el refrán: del dicho al hecho hay mucho trecho.
Primero se dijo que la exhumación sería antes del verano, luego que antes de que finalizara 2018 y a día de hoy no se sabe si finalmente ocurrirá. La intención del Gobierno socialista se quedará, con toda probabilidad, en un intento. Porque el Ejecutivo, una y otra vez, se ha topado con la burocracia.
La opción de la cripta de La Almudena está descartada, por el Gobierno, que no por la familia. Y salvo sorpresa mayúscula y silencio administrativo de los nietos de Franco, el caso tiene visos de llegar al Tribunal Supremo.
El Gobierno asumió la semana pasada que la decisión de un juez de suspender la licencia urbanística del Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial para permitir la obra necesaria para sacar a Francisco Franco de su «tumba de Estado» en el Valle de los Caídos, puede retrasar la salida de los restos hasta después de los comicios.
LOS INTENTOS DE SÁNCHEZ POR SALVAR SU MAYORÍA
Pedro Sánchez hizo todo lo posible por mantener la alambicada mayoría que le aupó al poder. Para ello, debía contar con el apoyo de los partidos independentistas catalanes en medio de la instrucción judicial del procés y con el último Govern de Carles Puigdemont en el autoexilio o encarcelado por los delitos más graves desde el golpe de Estado del 23-F.
El Gobierno socialista recurrió a los decretos leyes para presentar varias de sus iniciativas pero a la hora de la verdad, cuando tocaba aprobar el techo de gastos de los presupuestos de 2019, la cuerda se rompió.
Desde Madrid hubo gestos con el Govern de Quim Torra y las cuentas de este 2019 incluían grandes ventajas económicas y de inversión para Cataluña, pero la pretensión del secesionismo de negociar una hoja de ruta catalana con la ayuda de un mediador o relator hizo que el Ejecutivo central se plantase ante la presión de la calle. La manifestación de Colón convocada por el PP, Ciudadanos y Vox fue el último empujón que necesitó Sánchez para anunciar la convocatoria de elecciones el 28-A.