Los Anticapitalistas de Andalucía tienen más que ver con el pacifismo que con la guerra. Al menos así lo han dejado entrever estos días por las redes sociales. Pero a pesar de ello, la lideresa de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, no hace más que abrirse nuevos frentes de guerra. Primero fue con la propia dirección de su partido, Podemos, con la que ya ha acordado un divorcio pausado y cordial. Y ahora ha sido directamente con los videojuegos de guerra tipo Call of Duty o Fortnite, algo que le gustaría que se quedara fuera de la órbita de ocio de los más jóvenes por su contenido violento.
La cuarentena ha lanzado a miles de niños a jugar a los videojuegos. Se han echado en brazos de la Play Station y de la Xbox para evadirse de la crisis del coronavirus. Esto es una realidad. Pero Teresa Rodríguez no es ajena a ella y por eso ha mostrado su indignación en las redes para pedir alternativas. No quiere que el futuro del país estructure su ocio en torno a la violencia, a los tiros y a la guerra. Prefiere otras alternativas más constructivas.
Fortnite, un videojuego de guerra abierta que ha arrasado entre los jugadores más jóvenes, se ha convertido en el referente virtual de muchos niños. Al igual que este, existen otros como el Call of Duty o el Farcry que también hacen de la guerra y de los disparos un divertimento y al que son adictos miles de menores de edad.
“Sería estupendo que hubiera una forma de que l@s niñ@s compartieran virtualmente con sus amig@s un juego que no fuera para pegarse tiros, que no?”, se ha preguntado la lideresa de Adelante Andalucía en su cuenta personal de Twitter. “Me refiero a la gran idea que es que l@s niñ@s ahora confinad@s puedan quedar y verse aunque sea en un mundo virtual (en general prefiero el real) y jugar junt@s. La cosa es que el que tienen todos es el de las pistolas y eso es un fastidio”, ha asegurado.
Rodríguez no es la única que se ha mostrado contraria a que el mundo virtual en el que se relacionan los menores de edad hoy en día sea hostil, ya que su única forma de relacionarse entre sí en esos escenarios es a través de una AK-47 o una Desert Eagle. El exdirigente de Podemos y excandidato del partido a la Comunidad de Madrid Ramón Espinar también se ha mostrado de acuerdo con las demandas de Teresa Rodríguez.
Para hacerse una idea de la dimensión y el alcance de estos videojuegos, tan solo hay que ver el volumen de usuarios. Fortnite, de moda entre los menores de edad, tiene nada menos que casi 80 millones de jugadores al mes, al menos según los datos ofrecidos por los creadores en agosto de 2018. Los datos de 2019 son igual de abrumadores, pues se estima que hay alrededor de 250 millones de cuentas registradas. Cinco veces la población de España.
El Call of Duty, otro referente del mundo bélico y que adiestra a los más jóvenes en el arte de la guerra, o al menos para que conozcan todas las armas y cómo funcionan, tiene, solo con la última actualización del último videojuego, cuyo lanzamiento fue en 2019, 15 millones de usuarios activos, bastante menos que el Frotnite, pero una cuenta bastante considerable.
A lo que se dedican los más jóvenes es a jugar partidas online en las que se reúnen o bien en dos equipos o bien de forma individual y se lían a tiros. La violencia se ha convertido en una forma de vida en los videojuegos que se ha globalizado y que incluso se banaliza, según algunos sectores críticos. Y en pleno confinamiento, todos los amantes de los videojuegos, o gamers, según la nueva nomenclatura, han echado mano de la Play Station o de la Xbox para pasar el confinamiento. Y los Anticapitalistas lo han comentado.