Los biólogos asturianos Germán Orizaola, David Álvarez y Alfredo Fernández-Ojanguren, han criticado en un artículo conjunto la liberación de pigargos en España y concretamente en Asturias, donde el pasado mes de octubre se liberaron siete ejemplares de esta ave rapaz. Consideran los tres científicos que la introducción de una nueva especie, o la reintroducción de una especie extinta que ya no forma parte de la comunidad, «puede producir un desajuste ecológico de consecuencias impredecibles».
En un artículo publicado en ‘The Conversation’, los tres investigadores explican que la liberación de estas aves en la Cordillera Cantábrica forma parte de un proyecto ejecutado por la organización conservacionista Grefa, y está apoyado y financiado por el Principado de Asturias, la Comunidad de Cantabria y el Gobierno de España. Su objetivo es establecer una población reproductora de esta especie en el Cantábrico.
Los biólogos asturianos inciden en que un proyecto de reintroducción, sea del tipo que sea, necesita ser «evaluado rigurosamente», considerando los riesgos ecológicos que entraña para otras especies, los riesgos para el funcionamiento de los ecosistemas donde se lleve a cabo la reintroducción, y los riesgos socioeconómicos, contemplando los «riesgos financieros» de cara a la continuidad del proyecto o a eventuales acciones para reparar los posibles daños causados por la especie introducida.
Oriozaola, Álvarez y Fernández-Ojanguren remarcan que la pérdida de poblaciones o especies en una comunidad ecológica es «un reflejo de la actual crisis de biodiversidad». Sin embargo, han explicado que cuando una especie desaparece, otra puede ocupar el vacío dejado por ella, «restaurándose las funciones ecológicas perdidas».
NO ESTÁ CLARO QUE EL PIGARGO HABITASE EN ESPAÑA
Para los investigadores, no está claro que el pigargo habitase en España. «Para considerar una especie como extinta, las pruebas, tanto de su extinción como de su presencia en tiempos históricos, deben ser irrefutables», señalan.
No es el caso del Pigargo en España, agregan, ya que, según la documentación aportada para su catalogación como especie extinta «se reduce a unos informes sobre restos arqueológicos, a varias citas de ejemplares solitarios y a dudosos indicios de cría». La conclusión, han dicho, es que «no se puede asegurar con certeza que el pigargo haya mantenido una población estable en tiempos históricos en España».
CRÍTICAS AL PROYECTO ASTURIANO
Según los biólogos, el Proyecto Pigargo desarrollado en Asturias «se apoya en la existencia de unas pruebas de su reproducción histórica en España que no pueden considerarse irrefutables». Además, agregan, «omite muchas de las premisas necesarias para desarrollar con garantías un proyecto de este tipo».
En esta iniciativa, explican, «no se ha considerado el impacto sobre otras especies amenazadas de la zona de suelta, como el cormorán moñudo o el salmón atlántico». Ambas especies, advierten, son presas potenciales del pigargo y se encuentran en un estado de conservación «desfavorable». «Los efectos de la suelta de un gran depredador sobre estas y otras especies no han sido evaluados», insisten.
Critican los investigadores asturianos que tampoco se ha considerado el impacto de la liberación de pigargos sobre el ganado. En este sentido, han puesto de manifiesto cómo un proyecto para introducir pigargos en el este de Inglaterra, similar al planteado ahora en Asturias, acaba de ser cancelado por su posible efecto negativo sobre los animales domésticos.
Los biólogos han explicado que «son muchas las especies y los hábitats en peligro» en la Cordillera Cantábrica, para las que la comunidad científica y conservacionista lleva «mucho tiempo reclamando actuaciones de conservación decididas para muchos de ellos». La liberación de pigargos en Asturias, por tanto, «está muy lejos de ser una prioridad y representa un uso inadecuado de los fondos dedicados a conservación».
David Álvarez es investigador centrado en el comportamiento, ecología y la biología de la conservación de peces, anfibios y aves marinas; Alfredo Fernández-Ojanguren es investigador y profesor de Biología Evolutiva en la Universidad de Oviedo; y Germán Oriozaola es investigador Ramón y Cajal dedicado a la investigación en biodiversidad.