Los jefes de Estado Mayor de los Ejércitos de Tierra, del Aire y el de la Armada han abordado este jueves la necesidad de un nuevo sistema de financiación de las inversiones en sistemas de armamento que implique a los ministerios de Industria y de Ciencia y que libere los presupuestos del Departamento de Defensa.
En una conferencia-coloquio mantenida en la feria de industria de defensa que se celebra esta semana en Ifema, los tres jefes de los Ejércitos han coincidido en señalar la dificultad presupuestaria por la que atraviesan las Fuerzas Armadas.
El proyecto de Presupuestos para 2022 incluye un aumento del gasto del Ministerio de Defensa de un 7,9 por ciento respecto al año anterior. Sin embargo, la mayor parte de esa subida obedece a pagos pendientes de los llamados ‘programas especiales de modernización’, que imposibilitan la adquisición de nuevos compromisos que impliquen gastos hasta el año 2028.
En concreto, de los 10.155,3 millones de euros con los que contará Defensa en 2022, el 36 por ciento está destinado a inversiones. Y de estos 3.600 millones, el 78 por ciento está dedicado a los programas de modernización.
Esto deja poco margen para el sostenimiento y modernización de los materiales ya disponibles en las Fuerzas Armadas y durante los últimos años ha obligado a establecer una lista de prioridades para garantizar la operatividad.
Los jefes de Estado Mayor han ahondado este jueves en esa dificultad y el jefe del Ejército del Aire, el general Javier Salto, ha propuesto un nuevo modelo de inversión en el que el peso recaiga fundamentalmente en los ministerios de Industria y de Ciencia, de manera que el de Defensa «fuese simplemente el cliente.
Con ello, ha explicado que el presupuesto de Defensa podría dedicarse «casi exclusivamente al sostenimiento y la operación», resolviendo uno de los «grandes problemas» a los que se enfrentan las Fuerzas Armadas.
El general Salto ha basado este modelo en los «claros beneficios» que tiene la industria de defensa para el modelo industrial español y su Producto Interior Bruto (PIB), especialmente la industria aeroespacial.
Esta idea ha sido compartida por el jefe de Estado Mayor de la Armada, el almirante Antonio Martorell, quien ha reconocido que la situación del país «no es la mejor» para el incremento del presupuesto de Defensa tras la pandemia y ha coincidido en que una solución sería que la inversión fuese compartida por otros ministerios.
LAS FUERZAS ARMADAS, LA ALARMA DE ESPAÑA
El jefe del Ejército de Tierra, el general Amador Enseñat, ha incidido en la «paradoja» que existe en España desde hace ya muchos años, donde las Fuerzas Armadas tienen un «altísimo reconocimiento» por parte de la ciudadanía pero «todos son muy reacios al gasto en defensa».
En este sentido, el general Salto ha asumido que el término defensa «no vende en la sociedad actual»; y por ello ha propuesto que se hable más de seguridad, algo que a su juicio sí es valorado por todos los ciudadanos. Según ha señalado, igual que una persona puede invertir alrededor del 2 por ciento de su presupuesto en su seguridad –con alarmas en su domicilio, por ejemplo–, España debe invertir el 2 por ciento de su PIB. «La alarma de la casa de España somos las Fuerzas Armadas», ha explicado.
El moderador de la conferencia ha sido el exministro de Defensa Eduardo Serra, quien ha sentenciado que «los presupuestos de Defensa hoy son una vergüenza» y si España es «un país serio» debe asumir sus responsabilidades.
Sin embargo, ha destacado los avances registrados por las Fuerzas Armadas durante los últimos 40 años y cree que se vive «un momento de esperanza y de optimismo». «Tenemos que trabajar todos juntos, la industria y la defensa, para que España tenga la seguridad que necesita», ha emplazado.