El ministro de Consumo, Alberto Garzón, no quiere que los niños coman chocolates, dulces, postres, galletas, zumos y helados. Para hacerlo, el ministro ha utilizado exactamente la misma fórmula que ha aplicado Consumo con las casas de apuestas: evitar que se anuncien en horario infantil. Esta medida polémica por supuesto no ha sido bien recibida por las empresas dado que entienden que Garzón trata su producto casi como si de una droga se tratara. Los elevados índices de azúcar que sustentan estos alimentos han llevado al ministro a prohibir que marcas como Nestlé puedan anunciar su chocolate en horario infantil. La intención del Ministerio de Consumo es tratar los anuncios de chucherías como si de porno se tratara. Solo se podrán anunciar en horario adulto. La fórmula elegida por el ministro es la misma que con las casas de apuestas y su publicidad en horario infantil. Y la oposición de los afectados será la misma o superior.
El Ministerio de Consumo tiene intención de regular los productos que se pueden anunciar en horario infantil. Los estándares elegidos por Garzón son los mismos que dicta la Organización Mundial de la Salud, es decir, que cualquier alimento que la OMS califique de perjudicial tendrá prohibido promocionarse en horario infantil para evitar así que los niños tengan acceso a la promoción de estos productos cargados de azúcar. La batería de prohibiciones seguirá a la impuesta a las casas de apuestas y no solo afectará a las empresas que comercian con chocolates, dulces, postres, galletas, zumos y helados, sino que también se verán afectados todos los portales en los que estas marcas se publicitaban. Todo porque a Garzón no le gusta la idea de que le digan a los niños que coman dulces. Adiós a esos anuncios de Frigo, Nestlé, Haribo o cualquier histórica marca de alimentos azucarados.
Garzón tratará el azúcar como si de una droga se tratara. Para el ministro, que Frigo anuncie su nuevo helado (cargado de nata y azúcar) o que Don Simón promocione su zumo de naranja es tan grave casi como que se publicite el consumo de marihuana o de cualquier otro producto. Lo trata como si de una droga se tratase porque entienden que el azúcar es uno de los elementos más comunes en nuestra dieta y más nocivos para la salud.
«Estamos hablando de regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a menores de 16 años. Lo hacemos extensible a todos los medios de comunicación tradicionales, pero también a las redes sociales, a internet…», ha asegurado el ministro de Consumo, Alberto Garzón.
NO A LOS BOLLOS, SÍ A LA MARIHUANA
Lo irónico de todo esto es que Garzón votó en el Congreso junto a su formación a lo largo de este mes a favor de legalizar la marihuana, una propuesta que vino de Más País pero que desde Podemos también quieren llevar adelante porque consideran que no es tan nociva para la salud como muchos aseguran. Al final, esta norma no salió adelante por contar con el voto en contra del PSOE, del PP y por supuesto de Vox. Esta curiosa forma de ver el área de consumo del ministro ha sido sacada a relucir en alguna que otra ocasión, pero parece que el ministerio sigue su propio camino y ahora le ha tocado pagar el pato a las empresas de dulces.
Garzón no quiere que las marcas de bollos o helados se publiciten en horario infantil, pero también quiere que se legalice cuanto antes el uso medicinal, la compra y venta de cannabis, así como su autoconsumo o el cultivo profesional. Se argumenta, con razón, que legalizar la marihuana traería grandes beneficios, puestos de trabajo y una recaudación importante, dado que en España por sus condiciones climáticas es una planta que se podría cultivar muy bien. Sin embargo, en este caso el propio PSOE cortó las alas de Podemos. No en cuanto a los bollos y cualquier alimento azucarado.
LO MISMO QUE EN LAS CASAS DE APUESTAS
Garzón cree en la capacidad de los medios de comunicación para influir en las masas. Por eso, la forma de perjudicar a las casas de apuestas elegida por el Gobierno es la de prohibir que se publiciten. En el caso de empresas como Sportium, la idea de Garzón era sencilla: no dejarles que pusieran su publicidad en los partidos de fútbol más sonados o en cualquier evento que se celebrase en horario que él considera infantil. Lo mismo ha decidido hacer con los chocolates, dulces, postres, galletas, zumos y helados. La diferencia es ese matiz que establece de que prohibe la publicidad «para niños», es decir, la que se crea específicamente para llamar la atención de los más jóvenes y no de los adultos.
En su momento, la prohibición a las casas de apuestas tuvo una reacción muy fuerte por parte de los afectados. Y en este caso, los afectados no eran solo los dueños de estos lugares de juego, sino aquellos que recibían el dinero para plasmar la marca en cuestión. A quien genera pobreza esto no es solo a los que no pueden publicitarse, sino a los que cobran por la publicidad.