Las prisas del Gobierno por reanudar la actividad económica no esencial sin un plan concreto ha tenido consecuencias. La Comunidad de Madrid pidió en una reunión celebrada en la mañana del pasado domingo al delegado del Gobierno de la región, José Manuel Franco, que el Ejército ayudara a repartir mascarillas en el transporte público a los miles de trabajadores que retomaban su actividad. Sin embargo, al final se ha impuesto la negativa del Gobierno y la decisión de Franco de que fueran policías locales, nacionales y miembros de protección civil los que hicieran esa labor; unos recursos que desde la Comunidad y el Ayuntamiento se habían destinado a atender las residencias de ancianos, epicentro vulnerable de la pandemia.
Franco está orgulloso de su decisión y no ha tardado en presumir en redes sociales de cómo los agentes de la policía nacional, municipal y miembros de protección civil se habían apostado en las estaciones de Cercanías y de Metro para entregar a todo el que vieran pasar por ahí una mascarilla. Es normal que Franco aplauda la iniciativa, ya que esta decisión es suya y se impuso a la petición de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de que se utilizara al Ejército para dar apoyo en esa labor y que se dejaran a los agentes nacionales y municipales en sus labores de atención a las residencias.
La reunión celebrada el pasado domingo no fue satisfactoria para la Comunidad de Madrid. No solo se les negó desde Delegación de Gobierno casi todas sus peticiones, sino que no recibieron instrucciones concretas sobre cómo se debía proceder para entregar las mascarillas. Ni puntos de entrega ni ningún tipo de norma. Fue todo, según ha podido saber MONCLOA.COM a través de fuentes de la Comunidad de Madrid, una improvisación que a horas de que se reanudara la actividad laboral en la capital no había ningún plan de acción claro. Ni siquiera recursos adicionales.
“Buenos días. Desde primera hora de la mañana, Policía Nacional y la policía municipal están repartiendo mascarillas en los intercambiadores de transportes y estaciones de Cercanías velando por tu seguridad. Muchas gracias, Madrid!”. Con este mensaje ha amanecido Delegación del Gobierno después de negar a la Comunidad de Madrid la participación del Ejército en dicha tarea.
La policía municipal, nacional e incluso los bomberos estaban hasta ese momento y en gran parte destinados en las residencias de ancianos. Las labores de desinfección, reparto de material y la vigilancia de estos centros se ha convertido en un objetivo primordial desde que el coronavirus ha arrasado en España. Sin embargo, tal y como aseguran fuentes de la Comunidad de Madrid, ahora esos recursos se han desviado para la entrega de mascarillas en puntos clave del transporte público en la capital.
En Getafe @policia junto a @PcivilGetafe y @PoliciadeGetafe reparten #mascarillas a los ciudadanos que van a trabajar desde primera hora de la mañana #MuchasGracias #Getafe #EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/f2DG0IaEC9
— Delegación del Gobierno en Madrid (@DGobiernoMadrid) April 13, 2020
Esos puntos de entrega de los que presume Delegación de Gobierno ni siquiera estaban claros el pasado domingo. En cuestión de horas se decidió dónde se darían las mascarillas sin que la Comunidad de Madrid lo supiera. Sin embargo, la opinión del Gobierno es bien distinta, ya que aseguran que la forma de abordar esta nueva etapa de semiapertura laboral estaba completamente pactada y cerrada.
Mientras el Gobierno presume de tenerlo todo bajo control, las críticas de las comunidades autónomas no parecen estar de acuerdo. La acusación más reiterada es la de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está improvisando sobre la marcha. A cada decisión que toma en relación al confinamiento le siguen muchas improvisaciones protagonizadas por la Delegación de Gobierno.
La Comunidad de Madrid recibió el pasado viernes el anuncio de que se repartirían mascarillas en los puntos del transporte público de más afluencia de trabajadores. Pero el mismo domingo, fuentes de la Comunidad aseguran que no tenían ni instrucciones ni se habían reunido con nadie del Gobierno para tratar un asunto básico: cómo abordar dicho reparto.
Finalmente el Gobierno decidió reunirse con altos dirigentes de la administración autonómica 12 horas antes de que miles de madrileños volvieran al trabajo, pero no accedió prácticamente a ninguna de las reclamaciones de Díaz Ayuso, especialmente a la más sensible, que pasaba por destinar a los policías y bomberos donde ya estaban, y no a repartir mascarillas en los intercambiadores.