El Museo Guggenheim Bilbao inaugurará este viernes «Mujeres de la abstracción», una exposición que plantea una nueva visión de la historia de la abstracción desde sus orígenes hasta la década de 1980, a través de las obras de más de cien mujeres artistas que abarcan las artes plásticas, la danza, la fotografía, el cine y las artes decorativas en un recorrido multidisciplinar y cronológico.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 27 de febrero de 2022, ha sido patrocinada por Fundación BBVA y está organizada por el Centre Pompidou, París, en colaboración con el propio Guggenheim Bilbao.
El objetivo de la exposición, que ha sido comisariada por la Chief Curator del Pompidou, Christine Macel, y la directora del Museo de Varsovia, Karolina Lewandowska, en colaboración con Lekha Hileman Waitoller, Curator del Museo Guggenheim Bilbao, ha sido «revelar el proceso de invisibilización que marcó el trabajo de estas artistas, al tiempo que presenta sus posicionamientos, con todas sus complejidades y paradojas».
En este sentido, muchas de las autoras seleccionadas adoptaron una identidad carente de género mientras que otras propugnaron un arte «femenino».
De esta forma, «Mujeres de la abstracción» tiene como propósito «escribir la historia» de las contribuciones que las mujeres artistas hicieron a la abstracción a lo largo del siglo XX hasta aproximadamente la década de 1980, con alguna incursión en el siglo XIX.
Con un análisis cronológico, la muestra pone de relieve los procesos que condujeron a esta invisibilización de las artistas y apunta algunos hitos que marcaron la historia de la abstracción, a la vez que cuestiona los cánones estéticos, sin definir uno nuevo.
DIVERSIDAD DE VOCES
Desde ese enfoque cronológico y multidisciplinar, la exposición presenta, a través del trabajo de este más de un centenar de creadoras de todo el mundo, «una reinterpretación sin precedentes de la historia de la abstracción», tal y como ha explicado durante la presentación el director del museo, Juan Ignacio Vidarte.
A partir de una enorme diversidad de voces, la exposición ofrece una visión amplia y compleja, poniendo de relieve las aportaciones específicas de cada una de estas creadoras, independientemente del reconocimiento que hubieran recibido hasta la fecha.
Según reza el propio título, las artistas incluidas en la muestra desempeñan, por derecho propio, el papel de autoras y cocreadoras de la modernidad y su legado.
Este relato artístico planteado pretende «ser abierto», y se amplía para abarcar, además de pintura, disciplinas como la danza, las artes decorativas, la fotografía y el cine.
Asimismo, ambiciona ser «lo más extensa posible, incluyendo la modernidad en Latinoamérica, Oriente Medio y Asia, sin olvidar a las artistas afroamericanas y españolas, que, en algunos casos, no han recibido el reconocimiento internacional, para «configurar una historia de múltiples voces y llegar más allá del canon occidental».
COLECCIONISTAS INFLUYENTES
La muestra rinde también homenaje a algunas de las coleccionistas más influyentes del siglo XX, como Peggy Guggenheim o Hilla Rebay, que fueron mujeres que «supieron anticipar la importancia que la abstracción desempeñaría en la historia del arte e iniciar con este tipo de obras algunas de las colecciones más importantes del mundo», ha señalado Vidarte.
«Mujeres de la abstracción» plantea asimismo diversas preguntas como «qué es exactamente la abstracción» o indagar en las causas por las cuales se ha invisibilizado a las mujeres en la historia de la abstracción y que continúan existiendo en la actualidad.
De esta forma se pregunta reflexiones como «si se puede seguir aislando a las artistas dentro de una historia independiente cuando en realidad querríamos que esta historia fuera coral y no marcada por el género», han detallado.
Finalmente, la exposición establece las aportaciones específicas de las artistas, fueran pioneras o no, pero que en todo caso fueron interesantes en esta original y singular historia.
«Mujeres de la abstracción» va más allá de la idea de una historia del arte concebida como una sucesión de prácticas pioneras. Al otorgar a las artistas un nuevo lugar en esta historia, demuestra la complejidad y diversidad de la misma, han señalado sus responsables.
Esto se hace patente ya desde el inicio de la muestra, que comienza con una inédita incursión en el siglo IX, redescubriendo el trabajo de Georgiana Houghton de la década de 1860 y poniendo de relieve los orígenes cronológicos de la abstracción, remontándolos hasta sus raíces espiritualistas.
La obra de Houghton ilustra el «simbolismo sagrado», uno de los temas que se explora en esta presentación. El espiritualismo, que estaba en boga en la década de 1850, constituyó «un camino fundamental hacia la abstracció»n, y las mujeres fueron sus precursoras en el siglo XIX. «Ellas fueron las que inventaron una abstracción no conceptualizada como tal, sino que definieron un simbolismo sagrado a partir de su anhelo de representar lo trascendente», han señalado desde el museo.
FOTOGRAFÍA
La exposición también destaca las figuras fundamentales a través de una serie de pequeñas fotografías donde sobresalen las mujeres artistas que han sido injustamente eclipsadas o expuestas en contadas ocasiones en Europa.
Revela asimismo por qué muchas artistas no buscaron ese reconocimiento, y analiza las posturas de las propias protagonistas con todas sus complejidades y paradojas. Algunas, como Sonia Delaunay Terk, adoptaron una posición no marcada por el género, mientras otras, como Judy Chicago, propugnaron un arte femenino.
Esta versión en femenino de la historia cuestiona el estudio de la abstracción, limitado únicamente a la pintura, «una de las razones por las cuales las mujeres han sido excluidas, puesto que ese enfoque moderno rechazaba las dimensiones espiritualistas, ornamentales y preformativas de la abstracción».
Su perspectiva es también global. El dinamismo de la escena parisina de la década de 1950 queda subrayado mediante ejemplos de combinaciones estilísticas «sorprendentes», con obras de la libanesa Saloua Raouda Choucair, la cubano-estadounidense Carmen Herrera o la turca Fahrelnissa Zeid.
La exposición también explora la modernidad de Latinoamérica, Oriente Medio y Asia, además de la de las artistas afroamericanas cuyas voces solo lograron una cierta visibilidad a partir de la década de 1970, cuando relataron su historia con múltiples voces yendo más allá del canon occidental.