Agentes de la Guardia Civil investigan la profanación de las tumbas de un guardia civil y un policía nacional en el cementerio de Moncada. En pleno estado de alarma por coronavirus, los operarios del cementerio de la localidad valenciana descubrieron que se había celebrado un ritual de vudú en su interior.
Los hechos tuvieron lugar el pasado fin de semana, según todos los indicios, pero no fue hasta este miércoles por la tarde cuando, de forma casual, los trabajadores lo descubrieron. Los autores de la profanación devolvieron los féretros a los nichos y colocaron en su sitio una de las lápidas.
La segunda losa, que dejaron posada sobre uno de los carros que emplea el personal del cementerio para llegar a los nichos más altos, permitió a los trabajadores conocer lo acontecido. Uno de los empleados vio la placa de mármol sobre el elevador y se acercó al lugar. Allí se dio cuenta que uno de los nichos se encontraba abierto y con la caja a la vista.
En el momento del hallazgo decidió llamar a un compañero y avisaron a la Policía Local de Moncada y a la Guardia Civil. Los agentes de la localidad dieron aviso a la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia, que movilizó a los profesionales del grupo de Homicidios y del laboratorio de Criminalística.
RITUAL VUDÚ
Una vez en el lugar, tras la inspección ocular pudieron ver que había sido profanada una segunda tumba. Además, vieron como en el exterior de uno de los nichos estaba dibujado un símbolo propio de rituales satánicos. Se trataba de una flecha con curvas y rombos y otras flechas, un símbolo sobre el que dejaron caer la sangre de gallinas decapitadas.
Las primeras investigaciones atribuyen el suceso a un ritual de vudú. De hecho, los autores de la profanación colocaron en el interior de los ataúdes gallinas decapitadas y desangradas.
Los investigadores de la Guardia Civil pudieron comprobar que los autores consumieron un licor casero preparado con aguardiente, habitual en los rituales de vudú y santería. Además, se sospecha que en la profanación de las tumbas participaron varias personas. Al moverlas no rompieron ninguna de las lápidas a pesar de su peso y dimensiones. Estas lápidas son placas de mármol de 95 x 75 centímetros, con seis de grosor.
Al encontrarse situados en la segunda altura, los autores de la profanación pudieron manipular los nichos sin requerir del carro del cementerio. Además, se cree que conocían el cementerio, al que accedieron a través de uno de sus laterales, donde el muro tiene menos de metro y medio de altura.
Los autores del sacrilegio seleccionaron las tumbas de dos agentes asesinados violentamente y que se encontraban solos en sus nichos. En el mismo cementerio están los restos de otros guardia civiles que tambieron fueron asesinados, pero cuyos restos descansan junto a los de otros familiares.
AGENTES ASESINADOS EN 1984
Las dos tumbas del camposanto profanadas fueron las de un guardia civil y un agente de la Policía Nacional que fallecieron de forma violenta en el año 1984, hace 36 años.
Una de las tumbas profanadas y utilizadas para el ritual vudú es la del cabo primero de la Guardia Civil Agustín Gómez Pérez. Este fue asesinado por unos atracadores comunes junto a dos compañeros del cuartel de la Guardia Civil de Moncada, que se encuentran enterrados en el mismo cementerio.
Los hechos tuvieron lugar en el kilómetro 5.400 de la carretera Burjassot-Bétera el 17 de enero de 1984. Varios individuos armados efectuaron varios disparos sobre los agentes de la Benemérita. Como consecuencia del intercambio de ellos, también falleció uno de los delincuentes, hallado poco después en su domicilio de Valencia. Junto a él encontraron varias armas que habían sido robadas.
Agustín Gómez Pérez era natural de Albacete y tenía por aquel entonces 29 años, estaba casado y tenía un hijo de menos de un año. Sus compañeros asesinados fueron José Álvarez Cortés, un hombre natural de Almendralejo (Badajoz) de 46 años, casado y con tres hijos; y Cayetano Carmona Carmona, natural de Alonilla (Jaén), de 50 años, casado y padre de dos hijos.
Los tres guardias civiles se encontraban realizando un control de prevención de delincuencia, cuando ocurrió el tiroteo que acabó con su vida.
ASESINADO POR ETA
La segunda de las tumbas profanadas corresponde a la del Policía Nacional, Juan José Visiedo Calero. Este fue asesinado a manos de la banda terrorista ETA en un atentado cometido el 13 de abril de 1984 en Pamplona. El agente era natural de Melilla, tenía 26 años, estaba casado y tenía un hijo.
Tras matar a tiros al empresario Jesús Alcocer en el mercado central de Pamplona, los terroristas de la banda terrorista huyeron del lugar en un vehículo hasta el barrio de Ermitagaña. Allí aparcaron su Renault 18 junto al Instituto Navarro Villoslada, dejando en su interior una bomba.
La Policía pudo localizar rápidamente el vehículo. Tras hallaron los agentes Juan José Visiedo Calero y Tomás Palacín se aproximaron al mismo. En ese momento, la terrorista Mercedes Galdós «Bitxorri«, que se encontraba disfrazada de monja cerca del lugar, activó el artefacto explosivo. En ese momento quedaron completamente destrozados los cuerpos de los dos agentes.
El cuerpo de Juan José fue enterrado en Moncada (Valencia), donde su padre era jefe de la Policía Local.
RITUAL VUDÚ EN ESTADO DE ALARMA
La Guardia Civil considera tras las primeras pesquisas que los autores de la profanación de las tumbas habían planificado perfectamente la realización del ritual de vudú y cómo acceder al cementerio. Este se encuentra cerrado por el estado de alarma por coronavirus que vive el país, salvo para los enterramientos.
Los rituales de vudú y magia negra se utilizan con diferentes finalidades, desde amedrentar o amenazar a otras personas hasta tratar de desear un mal a otra persona. No obstante, también se emplean en otras formas de culto diferentes, no todos ellos de carácter agresivo. De hecho, en algunos casos estos rituales están enfocados a la curación de enfermedades o el alivio de lesiones.
Existen diferentes tipos de vudú en función de la región de la que procedan. De esta manera hay que diferenciar entre vudú de Louisiana, haitiano, puertorriqueño, dominicano, africado, cubano y brasileño.