La teóloga española, Cristina Inogés Sanz, que inaugura con una meditación en el Vaticano el Sínodo de Obispos este sábado ha invitado a no leer en «clave feminista» su papel o el hecho de que la monja francesa, Natalie Becquart, sea la primera mujer con derecho a voto en este organismo de consulta eclesial.
«El hecho de que la religiosa Javeriana haya sido nombrada Secretaria General del Sínodo con derecho a voto, que haya mujeres en la comisiones preparatorias o que yo misma vaya tener un momento de protagonismo al guiar parte de la meditación no hay que verlo como un triunfo de las mujeres o un éxito de la lucha feminista en la Iglesia», ha señalado Inogés en declaraciones.
Para Inogés -que forma parte de la Comisión Metodológica de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con el tema ‘Poruna Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’- la participación de mujeres en esta reunión es «el fruto de la corresponsabilidad a la que llama el bautismo». «No hay que leer estas cuestiones en clave feminista. Eso no tiene cabida en la sinodalidad porque supondría caer en la misma trampa que criticamos a veces», agrega.
La teóloga española abre este sábado el Sínodo de los Obispos con una reflexión sobre la necesidad de que la Iglesia católica emprenda un camino sinodal que también hará el sacerdote jesuita, Paul Béré, de Burkina Faso. En este sentido, ha quitado importancia al hecho de que sea una mujer laica la que inaugure el Sínodo.
Un gesto que ha enmarcado como «el fruto de la lógica de la sinodalidad» hacia la que «se encamina y en la que está inmersa la Iglesia». Y ha agregado: «Los dos juntos, un sacerdote y un laico, una mujer en este caso, simbolizamos y visibilizamos ese camino sinodal. Es decir que somos una Iglesia de bautizados más que una iglesia de ordenados como hasta ahora».
Tras el Papa, intervendrá el relator general del Sínodo, el cardenal Jean Claude Hollerich, presidente del Comece, que abrirá paso a una serie de testimonios de hombres y mujeres, laicos, consagrados, religiosos, hombres y mujeres, de los cinco continentes. También intervendrá el cardenal Grech, secretario general del Sínodo.
Preguntada sobre la concesión del voto a las mujeres en el texto final que saldrá de los debates sinodales, un paso que ya se ha conseguido para los religiosos, pero que sigue vetado a las mujeres superiores de órdenes religiosas, aunque tengan el mismo estatus canónico, ha señalado que «hay que tener muy claro que estamos en un Sínodo de Obispos».
«Francisco ha cambiado la estructura para que todo el pueblo de Dios pueda participar. Pero no se puede desnaturalizar la esencia de lo que es un Sínodo de Obispos», ha manifestado. No obstante, ha dejado claro que «llegarán los Sínodos del pueblo de Dios» y que si en esas reuniones no se diera el voto a las mujeres sería como para «criticarlo» porque «sería contrario a toda lógica». Con todo, ha reconocido que el protagonismo que el Papa ha concedido a los laicos en general, y no solo a las mujeres, en esta primera fase del Sínodo de Obispos «ha creado mucha expectación e incluso contrariedad» en algunos sectores de la Iglesia.
El Papa ha propuesto para este Sínodo la una modalidad inédita que se articulará en tres fases, entre octubrede 2021 y octubre de 2023: fase diocesana, fase continental y fase de la Iglesia Universal.
Para Inogés lo importante es que se inicie un camino sinodal y que los laicos «desarrollen el compromiso bautismal» que llama a la «corresponsabilidad» en la Iglesia. «El Papa ha diseñado una imagen de la pirámide invertida, pero no es que el laicado vaya a estar ahora arriba sometiendo a la jerarquía, sino que la jerarquía debe estar al servicio del Pueblo de Dios», ha adelantado.
PELIGRO CLERICALISMO
Asimismo, ha alertado de que «el clericalismo» es el mayor enemigo que puede frenar el potencial de los laicos, ya sean hombres o mujeres. «El clericalismo está muy metido en la estructura de la Iglesia. Es el mayor freno con el que se va a topar el proceso sinodal. Pero no proviene solo del clero. Hay un clero muy clerical, pero no podemos olvidar que hay un laicado muy clerical también», ha incidido.
Así ha explicado que el clericalismo «ha corrompido las estructuras de la Iglesia» que se han desvirtuado por «el poder mal ejercitado». Así ha explicado que para que funcione la sinodalidad tiene que ser «absolutamente inclusiva», lo que presupone que además de en las mujeres, se piense también «en otras personas a las que no se ha tenido muy en cuenta hasta ahora».
Inogés se ha referido así a los que se han «alejado de la Iglesia» porque no han encontrado en ella «ese amparo, ese refugio, ese hogar» que estaban buscando. «Estamos viviendo algo histórico porque el Papa ha concedido que los laicos tengan una voz profética en la Iglesia», ha concluido.