Melilla tiene un presidente sin partido. Se trata de Eduardo de Castro y fue expulsado por Inés Arrimadas de Ciudadanos por omitir que estaba inmerso en causas judiciales. Pero no tener formación a las espaldas, ser el único concejal de su expartido y haber sido el menos votado no le ha permitido alzarse con la presidencia de la ciudad autónoma gracias al respaldo del PSOE y los pactos con el partido islamista.
Actualmente, Eduardo de Castro preside la ciudad autónoma de Melilla. Fuentes de la Asamblea de Melilla apuntan que de Castro «no pinta nada al frente de la ciudad autónoma y que solo está ahí por servirle de utilidad a los islamistas y al partido socialista». Cabe destacar que Eduardo se hizo con la presidencia gracias a un pacto entre el Partido Socialista y su escisión islámica, Coalición por Melilla. Ambas formaciones decidieron colocar a Eduardo de Castro al frente del Gobierno melillense, ya que el número uno del partido islamista fue condenado e inhabilitado por delito electoral, según fuentes del parlamento melillense. Al no querer los islamistas cederle la presidencia al PSOE tuvieron que buscar una figura neutra y este fue el único escaño de Ciudadanos: Eduardo de Castro.
Contraviniendo un pacto nacional en el que Ciudadanos se había comprometido a abstenerse a las mayorías del Partido Popular en las elecciones municipales, de Castro se hizo con la presidencia con menos de 2.000 votos en una ciudad en la que residen más de 80.000 habitantes. Siendo la fuerza menos votada y solo en el partido, Eduardo de Castro consiguió hacerse con la presidencia gracias al sustento del PSOE y el beneplácito del partido islamista. Fuentes de la Asamblea de Melilla le tachan de un simple mediador entre las dos formaciones que le mantienen al frente de la ciudad autónoma con un generoso sueldo de 7.000 euros mensuales.
ARRIMADAS LE EXPULSÓ
La formación liderada por Inés Arrimadas nunca le dio su lugar a Eduardo de Castro. De hecho, nunca apareció en la página web del partido. Incluso, Albert Rivera nunca mencionó a Melilla como un territorio gobernado por el partido que fundó. Tan solo un diputado nacional naranja, Miguel Gutiérrez le ha mostrado su apoyo en público.
No obstante sus pocos apoyos y escaso protagonismo como activo importante del partido, el detonante final para que Arrimadas le expulsará del partido fue que estaba siendo investigado por la Justicia. Según fuentes cercanas al presidente, de Castro estaba llamado a declarar como investigado en dos causas por lo que la cúpula naranja decidió echarle del partido a pesar de ser el único presidente autonómico de la formación. Sus imputaciones judiciales hicieron que se le abriera expediente y que acabaran expulsándole del partido naranja.
Para la cúpula del partido liderado por Inés Arrimadas, Eduardo de Castro había incumplido el artículo 116.1 de los estatutos vigentes de Ciudadanos. En este epígrafe del marco ideario del partido explicaban que un cargo sería expulsado de la formación en caso de «actuar en el ejercicio del cargo público de forma contraria a los principios y normas aprobadas por el partido, con deslealtad al partido, así como hacia sus órganos de gobierno, cuando perjudiquen gravemente su consideración ante la opinión pública». Y esto fue lo que hizo de Castro ocultando sus causas judiciales al partido.
Pero él se mantiene en el poder. A pesar de no tener compañeros del partido y haber sido expulsado del mismo. Sin un partido que le respalde y al que rendir cuentas, el presidente melillense puede hacer y deshacer a su antojo. Además, le debe la presidencia al PSOE y a Coalicción por Melilla lo cual no favorece a la independencia del propio presidente. Actualmente, hay varios miembros del gobierno inmersos en procesos judiciales a los cuales Eduardo de Castro ha decidido no cesar ya que ellos mismos son los que le lanzaron al frente de la presidencia de Melilla.