El Papa ha dicho que la pobreza material es una «condición criminal» que deben combatir «sin tregua» todos los actores sociales, tanto gobiernos como empresas y advertido de que para un cristiano es una «herida abierta del cuerpo de Cristo».
«Las situaciones de pobreza, como verse privado de lo necesario para vivir, son condiciones criminales que en estricta justicia deben ser denunciadas y combatidas sin tregua», ha asegurado Francisco.
El Pontífice ha instado de este modo a oponerse a la cultura de la indiferencia al asegurar que «es un deber ayudar a los pobres». «Todos, según su responsabilidad, y en particular los gobiernos, las empresas multinacionales y nacionales, la sociedad civil y las comunidades religiosas, deben hacerlo. Son las peores degradaciones de la dignidad humana y, para un cristiano, las heridas abiertas del cuerpo de Cristo que grita desde su cruz: ‘Tengo sed'», ha asegurado
En una carta enviada a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en el marco de la celebración del encuentro ‘Cáritas, la amistad social y el fin de la pobreza. Ciencias y ética de la felicidad’, el Papa se ha referido a las bienaventuranzas como la «llave de la felicidad» de cualquier persona.
Así, las ha contrapuesto al «paradigma imperante» en la sociedad «que confunde la utilidad con la felicidad» y «pasarlo bien con vivir bien», y que además «pretende volverse el único criterio válido de discernimiento».
El Papa ha señalado así que «el espíritu de pobreza» es aquel punto de inflexión que abre «el camino hacia la felicidad mediante un giro completo».
En este sentido, ha revindicado la pobreza de espíritu que se refiere a aquellas personas «que socorren al enfermo y al pobre con alimentos, salud, refugio, vestimentas y otras necesidades básicas». «Es un deber, por tanto, ayudar a los pobres, pues para Jesús todos serán medidos según lo que hayan hecho para ayudar a sus hermanos necesitados», ha recalcado.
Por otro lado, el Papa ha donado en total 112.000 euros (125.000 dólares) a Sudán del Sur y Grecia, dos países que se han visto afectados por distintas catástrofes, para mostrar su «cercanía espiritual» con un «paternal aliento» hacia las personas y territorios afectados, según ha informado el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En concreto, el Pontífice ha enviado 67.000 euros (75.000 dólares) a Sudán del Sur, que en agosto se vio afectado por fuertes lluvias e inundaciones que provocaron que más de 12.000 personas tuvieran que ser desalojadas de sus casas, con unas 6.000 viviendas dañadas o destruidas, además de considerables daños materiales, especialmente en la agricultura, una de las principales actividades de la población.
Además, Francisco ha enviado otros 44.785 euros (50.000 dólares) a Grecia para apoyar a la población que, desde el pasado mes de agosto, ha sufrido graves pérdidas debido a los incendios que se produjeron en la isla de Evia, en la península del Ática y en la región del Peloponeso, destruyendo más de 100.000 hectáreas de tierra, campos y cultivos. Según el comunicado emitido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, esta suma se destinará a actividades promovidas por Cáritas Hellas en la región.