El Instituto de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Igualdad, ha lanzado un manual para prevenir y actuar contra el acoso sexual y «por razón de sexo» en el ámbito laboral. Se trata de un documento que, según ha explicado el departamento, debe «adaptarse a las particularidades» de cada empresa y también «negociarse» con los representantes de las personas trabajadoras.
Este documento, que se han redactado con la colaboración de la catedrática de Derecho del Trabajo en la Universidad de Valencia Gemma Fabregat, se ha publicado en la web del Instituto en dos versiones descargables: para empresas con Plan de Igualdad y para otros negocios más pequeños que no cuenten con el Plan.
En su contenido se recoge las diferentes formas de acoso que se pueden dar en una empresa por razones de sexo con el objetivo de una mejor identificación de las mismas. Entre ellas, no solo se habla del conocido como acoso sexual, sino también del relacionado con circunstancias que biológicamente solo les pueden afectar a las mujeres, como embarazo, maternidad, lactancia natural.
Del mismo modo, el texto recuerda que existe un acoso relacionado con las funciones reproductivas y de cuidados que, «a consecuencia de la discriminación social, se les presumen inherentes a ellas» y que, por tanto, también podrían recibir los hombres. Por ejemplo, indica el documento, el caso de un trabajador al que se acosa por dedicarse al cuidado de menores o dependientes.
Entre los comportamientos que pueden suponer este hostigamiento, el manual recoge situaciones como el cuestionamiento o desautorización de las decisiones del trabajador, el hecho de que no se le asigne ninguna tarea o que estas sean degradantes; facilitar datos erróneos o ocultar información para impedir una buena labor laboral; presionar a las personas que apoyar al trabajador acosado; aislarlo del resto de la plantilla; realizar amenazas o agresiones físicas; o ataques a la vida privada o reputación de la persona.
UNA VIOLENCIA «INVISIBILIZADA» Y «NORMALIZADA»
En la presentación de este texto, que ha tenido lugar este lunes, la directora del Instituto de las Mujeres, Toni Morillas, ha recordado que, según la macroencuesta de violencia contra la mujer realizada por el Ministerio de Igualdad, 1 cada 5 mujeres que asegura haber sufrido acoso lo ha sufrido en el ámbito laboral, una cifra que, a su juicio, demuestra lo «invisibilizada» y «normalizada» que está esta violencia.
A su juicio, hay que «construir entornos laborales seguros» como «vacuna» contra esta situación y hacer esta construcción desde «la perspectiva de género». También ha destacado la labor del Gobierno en este sentido, apuntando que la aprobación de la Ley de Garantías de la Libertad Sexual, conocida como ‘Ley del solo sí es sí’, camina hacia «el reconocimiento de todas las violencias» hacia la mujer en el ámbito sexual y también hacia «el reconocimiento de todas las víctimas».
En el acto también ha intervenido Fabregat, quien ha llamado a las empresas a poner, como primer paso contra estas actuaciones, alguna herramienta para que las víctimas de esta situación puedan activas un procedimiento de denuncia, como un tablón, una web o un correo electrónico específico.
El objetivo, ha explicado, es implantar un procedimiento sencillo, rápido y accesible de queja o denuncia confidencial, que permita a las víctimas de acoso realizar una denuncia de la situación que está sufriendo.
LA VÍCTIMA «SIEMPRE PIERDE SU TRABAJO»
El escrito, también recoge las pautas para investigar internamente estas denuncias y para sancionar, en su caso, a la persona agresora, así como resarcir a la víctima que ha sufrido esta situación y que, además, debe recibir el apoyo de la empresa para evitar la revictimización secundaria.
Para la catedrática, el principal cambio que hay que llevar a cabo son las consecuencias que esta situación tiene para la víctima que, en cualquier caso, aunque su situación sea ratificada por la justicia y se establezcan multas contra la empresa y/o el hostigador, «siempre pierde su trabajo».
Desde CCOO, su representante en esta materia, Elena Blasco, ha puesto el foco en la «infradenuncia» de estos casos, ya sea por el miedo a la revictimización, como por la falta de formación. En muchos casos, ha apuntado, hay mujeres que no saben que lo que están sufriendo es acoso. «Necesitan apoyo y garantía de que van a salir», ha declarado, para lamentar que la mayoría de denuncias que le llega al sindicato en este sentido lo hacen «a toro pasado».
UN TOQUE A LOS SINDICATOS
Blasco apunta que la mejor «solución» para las víctimas frente al acosos es que este «no suceda» y, a su juicio, otra buena medida contra esta situación es «que se hable de ello», es decir, más «información».
Su homóloga de UGT, Cristina Antoñanzas, ha criticado también a las organizaciones sindicales. Aunque, ha reconocido, se ha avanzado mucho en los últimos tiempos, reconoce que «ha costado trabajo» que «los negociadores» de los convenios entendieran «que esto no era solo algo de mujeres» y que «había que ir introduciéndolo» en los convenios.
Ambas han participado en una mesa redonda posterior a la presentación de este manual al que, según ha explicado el Instituto de las Mujeres, también han sido invitadas las patronales, que no acudieron por cuestiones de agenda.