«Que coman tulipanes», dice un mensaje en Twitter que responde a las peticiones de Holanda de que les lleguen más alimentos de zonas agrícolas como España. Tras la reunión del Eurogrupo de este martes todavía no hay acuerdo. Y gran parte de la culpa de ello la tiene Holanda, un país cuyos dirigentes no consienten la creación de un fondo común para paliar las consecuencias del coronavirus. Desde las 16.00 horas los contactos entre países no han dejado de sucederse, pero el grupo de los países del norte, liderados por la actitud egoísta de Holanda se niega a ceder a un Plan Marshall, demandado por España, Italia y Francia, los países más afectados por el coronavirus.
El sur quiere un plan de recuperación que no se ande con chiquitas. Bonos comunes para una deuda que se va a disparar en toda la Unión con toda seguridad. La situación de endeudamiento solo será comparable con una situación de guerra. Y por eso los planes económicos que Francia, España e Italia quieren llevar adelante son similares a los que se aplicaron tras la II Guerra Mundial. Todos quedarán tocados por la pandemia, pero como Alemania, Holanda, Austria y Finlandia no lo estarán tanto, no quieren pagar lo que consideran una mala gestión protagonizada por los líderes de los países del sur. Y esto amenaza con romper la Unión Europea, ya que Holanda, en especial, no se baja de la burra.
Los líderes de los países que integran la UE se seguirán reuniendo en los próximos días. Pero la presión de la pandemia hará más tensas las reuniones, especialmente con una Holanda cuyo ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, tiene más que ver con la extrema derecha euroescéptica que con el europeísmo liberal que había reinado en el continente hasta hace pocos años. Hoekstra fue el que afirmó que habría que investigar el mal estado de las finanzas públicas de los países antes de hablar de ayudas, en referencia clara a España e Italia. Unas palabras que el primer ministro holandés no tardó en matizar, pero el mensaje ya estaba lanzado.
Pedro Sánchez se mantuvo firme y dijo que las condiciones iniciales que planteó la Unión Europea eran «inaceptables». Hasta ahí todo correcto. Y ante la actitud de países como Italia o Francia, el homólogo holandés del líder socialista no tardó en bajar el tono. Mark Rutte lamentó el mensaje de dureza de su ministro de Finanzas después de que el presidente de Portugal diera la cara por España y calificara la actitud de Holanda de «repugnante». “Los dos pensamos que no hemos usado el tono adecuado. No hay dudas de que Países Bajos se solidariza con los más golpeados por la pandemia”, afirmó Rutte rebajando el tono inicial. Sin embargo, todo sigue igual de bloqueado.
La actitud de Holanda amenaza con romper la UE. La reacción insolidaria de los países del norte con respecto a los del sur no ha pasado desapercibida. Incluso el hasta hace poco jefe de la ciencia europea, Mauro Ferrari, ha dimitido al decir que ha dicho estar «decepcionado» por cómo la UE ha gestionado la pandemia del coronavirus. Todo esto es un suma y sigue que solo la solidaridad y una respuesta conjunta podrá solucionar. Sin embargo, todo queda pendiente de Alemania, Holanda, Finlandia y Austria, países que consideran que van a pagar el pato de los errores de las naciones mediterráneas. Aunque aún queda tiempo para tomar decisiones que ayuden a no romper la UE.
Así pues, todo pasa porque tres de las cinco primeras economías de Europa consigan lo que quieren: los eurobonos para combatir y paliar las consecuencias de la crisis del coronavirus, una pandemia que en España ha arrasado de tal forma que nadie es capaz de prever cómo se resentirá la economía y cómo se abordará la recuperación. Tanto España tiene que arrimar el hombro para exportar alimentos y todo lo necesario para los países del norte como Alemania, Holanda, Finlandia y Austria deben ceder ante lo que debe ser una respuesta común europea, y no de países. Si no, la UE se habrá roto y el viejo continente volverá a ser una amalgama de naciones irreconciliables.