El 80,9% de la población entre 18 y 75 años ha practicado juegos de azar durante 2020, un 4% menos que en 2019, según el estudio ‘Juego y Sociedad’ del Instituto de Política y Gobernanza (IPOLGOB) de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), que achaca este descenso a las restricciones por la pandemia de la Covid-19.
En términos de frecuencia, la práctica del juego está por debajo de otras aficiones como el deporte, acudir a conciertos o la fotografía. Con respecto a las motivaciones, el principal aliciente es el de pasar un rato entretenido, interactuar socialmente con el objetivo de estrechar lazos y relaciones, y ganar una apuesta desafiando el riesgo a perder, según el informe.
Además, los encuestados manifiestan actuar de forma responsable respecto a la experiencia de juego y medir de forma correcta los costes en los que incurren al jugar. Para aquellas personas que dicen haber jugado en alguna ocasión a lo largo del año pasado, dicen que el coste del juego es similar al de una entrada para asistir a un espectáculo o al coste de practicar cualquier otro hobby.
Por tipo de juego, el informe revela que la Lotería ha conservado el número de clientes, pero las cantidades invertidas han sido entre un 20% y un 25% inferiores a las de 2019. Los juegos públicos, como la ONCE y las loterías, han sido los más consumidos. De mayor a menor, el Gordo de Navidad ha sido el juego elegido por más españoles (24,5 millones de personas), seguido de El Niño (14,5 millones de personas), La Primitiva (12,8 millones de personas) y los cupones de la ONCE (8,9 millones de personas).
Por su parte, los rascas de la ONCE han registrado un leve descenso respecto al pasado año (un 0,5% menos) aunque siguen siendo el producto más consumido entre los jóvenes. En concreto, más de la mitad de los jugadores de los rascas de la ONCE son menores de 35 años.
En el caso del juego privado de entretenimiento, en sus diferentes modalidades presenciales (casinos, bingos, salones, apuesta presencial o juego en máquinas) el número de clientes descendió alrededor del 50%, hasta los 3,8 millones de personas, un descenso que los autores del estudio achacan a las restricciones de movilidad y aforos debido a la pandemia.
Por su parte, el juego online se ha mantenido estable durante el año de la COVID-19, alcanzando la cifra de 1,5 millones de usuarios. Según los autores del informe, «la intensificación de la inversión publicitaria por parte de este tipo de empresas de juego no se ha traducido, por tanto, en un aumento de la base de clientes.
EL 0,25% DE LA POBLACIÓN TIENEN UN TRASTORNO DEL JUEGO
En cuanto al juego problemático a comienzos de 2021 alcanzaba al 0,25% de la población entre 18 y 75 años. Esta tasa sitúa a España entre los dos países con menor tasa de juego problemático de Europa, por delante de Suecia, Alemania, Francia e Inglaterra, según el estudio.
Además, el informe señala, citando datos registrados por las administraciones sanitarias, que el número de personas diagnosticadas en España por trastorno de juego problemático se sitúa por debajo de 7.000.
Analizando en profundidad el origen del juego problemático, el Doctor en Sociología, José Antonio Gómez Yáñez, autor del estudio, ha indicado que los datos corroboran la idea de que «la raíz del trastorno no se encuentra en la oferta de juego, sino que forma parte de un cuadro complejo que afecta a personas proclives a este tipo de comportamientos».