Cada día, las cajas de los supermercados en España han incorporado una nueva práctica que se ha normalizado casi sin darnos cuenta: las campañas de donación solidaria por redondeo de céntimos o aportaciones espontáneas en el momento de pagar. En medio de la rutina de la compra, la OCU, la reconocida organización de consumidores, ha puesto el foco sobre este tipo de iniciativas que, bajo el pretexto de la solidaridad, podrían estar escondiendo prácticas poco transparentes y, en muchos casos, ventajosas para las propias empresas. Lo que parece una sencilla invitación a apoyar una causa noble puede transformarse en una trampa perfectamente legal pero, a la vez, muy lejos de la transparencia que cabría esperar de quienes gestionan nuestro dinero.
La realidad es que, en el fragor del día a día, pocos se paran a analizar qué ocurre realmente con esos céntimos donados o si el beneficio recae íntegramente donde se nos promete. Lo más preocupante es que, según la OCU, muchas de estas campañas encubren una falta de claridad para el consumidor y, sobre todo, escasos controles sobre el destino final del dinero recaudado. Mientras tanto, las grandes superficies aprovechan el gesto solidario para mejorar su imagen y, en algunos casos, incluso obtener beneficios fiscales, todo ello sin que dicha información se comparta abiertamente con el cliente.
1LA TRAMPA DEL REDONDEO: CUANDO NADA ES LO QUE PARECE

En los últimos años, el famoso «¿quieres donar el redondeo de tu compra a una causa solidaria?» se ha hecho tan cotidiano que pocas veces se cuestiona su verdadera naturaleza. Lo que la OCU advierte es que, aunque la propuesta suene altruista y solidaria, existen flecos importantes en cuanto a la información que se da al cliente. Muchas veces, los consumidores no tienen acceso a detalles claros y precisos sobre el destino de ese dinero, ni sobre los porcentajes realmente destinados a los fines benéficos anunciados.
El procedimiento es sencillo: al pagar, se pregunta si se quiere redondear el importe final, normalmente al euro más cercano, para donar esos céntimos a una supuesta causa solidaria. Se asume de forma tácita que, al aceptar, se está colaborando directamente y de manera íntegra, pero según la OCU, este mecanismo puede esconder irregularidades perfectamente legales. El principal problema radica en la falta de transparencia, ya que el consumidor desconoce, en la mayoría de los casos, la trazabilidad de esa donación.