Parece mentira que en pleno siglo XXI sigamos buscando el elixir de la eterna juventud o, cuanto menos, el secreto para mantener la chispa encendida en todos los aspectos de la vida. Parece que la búsqueda incesante de vitalidad ha encontrado un aliado inesperado en la despensa, un fruto que promete avivar la llama de la libido cuando menos te lo esperas. Hablamos de la granada, esa joya roja cargada de historia y, según apuntan cada vez más voces y estudios, de propiedades sorprendentes para nuestro bienestar íntimo, una fruta que está dejando de ser un mero postre para convertirse en un fenómeno digno de análisis.
Su presencia creciente en herbolarios y, sobre todo, en las estanterías de las farmacias bajo formatos concentrados, no es fruto de la casualidad ni de una moda pasajera. Estudios recientes sugieren que sus compuestos, ricos en antioxidantes como pocos alimentos, podrían tener un impacto directo en mecanismos fisiológicos clave relacionados con la función sexual. Detrás de ese aspecto sugerente y esos granos jugosos se escondería una ayuda natural para mejorar el flujo sanguíneo, un factor determinante para una vida sexual plena, lo que explicaría por qué tantos buscan en la granada un impulso para su deseo.
2ANTIOXIDANTES AL RESCATE: LA CIENCIA DETRÁS DEL ‘EFECTO GRANADA’ EN TU CUERPO

El protagonismo de la granada en este ámbito se debe, en gran medida, a su altísimo contenido en antioxidantes, particularmente las punicalaginas y el ácido elágico. Estos compuestos son auténticos guerreros contra el estrés oxidativo, ese proceso de envejecimiento celular acelerado por factores como la mala alimentación, el estrés o la contaminación. El mecanismo principal parece residir en su excepcional capacidad antioxidante, neutralizando radicales libres que dañan nuestras células y vasos sanguíneos, un proceso que empeora con la edad y el estrés y que puede mermar diversas funciones corporales, incluida la respuesta sexual y, consecuentemente, la libido
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La conexión entre antioxidantes, flujo sanguíneo y función sexual es más directa de lo que parece; al proteger los vasos sanguíneos y promover la producción de óxido nítrico, una molécula clave para la vasodilatación, la granada facilita que la sangre circule con mayor fluidez. Este aumento del óxido nítrico relaja las paredes de los vasos sanguíneos, facilitando una mejor circulación hacia todas las partes del cuerpo, incluidas las zonas genitales, lo cual es fundamental para la función sexual. Una mejor irrigación se traduce en una mayor sensibilidad y una mejor respuesta fisiológica durante la intimidad, factores que pueden contribuir a reavivar una libido
algo adormecida por el trajín diario.