Bizum se ha colado en nuestras vidas casi sin darnos cuenta, facilitando desde el pago de una caña entre amigos hasta la división de gastos comunes con una agilidad impensable hace apenas unos años. Pocos imaginan que, tras esa facilidad para mover dinero de móvil a móvil, la sombra de Hacienda vigila con creciente interés estos flujos monetarios digitales. Lo que empezó como una herramienta para microtransacciones ahora mueve volúmenes que no pasan desapercibidos para el ojo atento de la Agencia Tributaria, especialmente cuando ciertos patrones o cantidades entran en juego y encienden las luces de advertencia.
La comodidad de saldar cuentas al instante con un simple número de teléfono ha normalizado transferencias que, acumuladas, pueden alcanzar cifras significativas. Es precisamente esta acumulación, junto con ciertas prácticas de fraccionamiento, lo que ha puesto a Bizum en el radar fiscal. No se trata de demonizar una herramienta útil, sino de entender que el entorno digital no es un espacio opaco para las obligaciones tributarias, y que la Agencia Tributaria dispone de mecanismos para cruzar datos y detectar posibles irregularidades o ingresos no declarados que circulan a través de esta popular plataforma de pagos instantáneos.
1BIZUM: MÁS QUE UN CAFÉ ENTRE AMIGOS, UN RADAR PARA EL FISCO

La percepción inicial de Bizum como una herramienta exclusiva para pequeños pagos entre particulares ha quedado desfasada por la realidad de su uso extendido. Hoy día, no es extraño ver cómo se utiliza para abonar servicios profesionales, pagar alquileres informales o incluso como canal para ventas esporádicas, moviendo cantidades que van mucho más allá del simbólico euro del café. Esta evolución funcional implica que los movimientos registrados en Bizum pueden reflejar actividades económicas susceptibles de tributación, y por tanto, objeto de interés para la inspección fiscal que busca asegurar el cumplimiento de las obligaciones tributarias.
Es fundamental comprender que la naturaleza digital de Bizum no lo exime del escrutinio de la Agencia Tributaria. Al contrario, las transacciones quedan registradas electrónicamente, lo que facilita enormemente el rastreo y análisis de flujos de dinero por parte de las autoridades fiscales. Hacienda busca activamente patrones que puedan indicar la existencia de economía sumergida o ingresos no declarados, utilizando la información bancaria asociada a Bizum como una fuente más para detectar posibles fraudes o elusiones fiscales en un entorno cada vez más digitalizado.