miércoles, 30 abril 2025

La DGT advierte, esta distracción durante la conducción causa más accidentes que el móvil

Vivimos rodeados de pantallas, una extensión casi natural de nuestras vidas que ha conquistado también el interior de nuestros vehículos. Lejos quedan aquellos salpicaderos analógicos, ahora dominados por interfaces táctiles que prometen conectividad y entretenimiento, pero que esconden un riesgo cada vez más evidente en nuestras carreteras. La DGT lleva tiempo alertando sobre los peligros de las distracciones al volante, y aunque el teléfono móvil ha sido el principal señalado durante años, una nueva amenaza silenciosa se cobra cada vez más protagonismo en las estadísticas de siniestralidad.

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La comodidad de tener el mundo al alcance de un dedo mientras conducimos se ha convertido en una trampa peligrosa. Manipular el navegador GPS, ajustar la climatización a través de un menú digital o simplemente cambiar de canción en la pantalla central del coche son gestos aparentemente inofensivos que, sin embargo, apartan nuestra atención de lo único que debería importarnos: la carretera. Es una realidad incómoda pero innegable, la tecnología que nos facilita la vida fuera del coche puede convertirse en un enemigo letal dentro de él, y las cifras de accidentes relacionados con estas acciones empiezan a ser alarmantes, superando incluso a las provocadas por el uso del móvil mientras se conduce.

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LA LEY AL VOLANTE: ¿QUÉ DICE LA DGT SOBRE LAS PANTALLAS INDISCRETAS?

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La normativa de tráfico en España es clara respecto al uso de dispositivos mientras se conduce. El Reglamento General de Circulación prohíbe expresamente la utilización manual de teléfonos móviles, navegadores o cualquier otro medio o sistema de comunicación, así como el uso de pantallas con acceso a internet, monitores de televisión y reproductores de vídeo o DVD. La manipulación de la pantalla integrada del vehículo, si implica una distracción visual o manual significativa, entra de lleno en este supuesto, siendo sancionable con multas económicas y la detracción de puntos del carné de conducir, una medida coercitiva que la DGT aplica para disuadir estas conductas peligrosas.

No obstante, la línea entre una interacción permitida (un ajuste rápido y seguro) y una manipulación sancionable puede ser fina y sujeta a la interpretación del agente de la autoridad. La clave reside en si la acción compromete la atención necesaria para una conducción segura. La DGT recuerda constantemente que la prioridad absoluta es el control del vehículo y la observación del entorno, cualquier acción que interfiera con esta tarea primordial debe evitarse o realizarse con el vehículo completamente detenido en un lugar seguro, un principio básico que parece olvidarse con demasiada frecuencia ante la seducción de la tecnología embarcada.

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