martes, 29 abril 2025

La DGT advierte, esta distracción durante la conducción causa más accidentes que el móvil

Vivimos rodeados de pantallas, una extensión casi natural de nuestras vidas que ha conquistado también el interior de nuestros vehículos. Lejos quedan aquellos salpicaderos analógicos, ahora dominados por interfaces táctiles que prometen conectividad y entretenimiento, pero que esconden un riesgo cada vez más evidente en nuestras carreteras. La DGT lleva tiempo alertando sobre los peligros de las distracciones al volante, y aunque el teléfono móvil ha sido el principal señalado durante años, una nueva amenaza silenciosa se cobra cada vez más protagonismo en las estadísticas de siniestralidad.

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La comodidad de tener el mundo al alcance de un dedo mientras conducimos se ha convertido en una trampa peligrosa. Manipular el navegador GPS, ajustar la climatización a través de un menú digital o simplemente cambiar de canción en la pantalla central del coche son gestos aparentemente inofensivos que, sin embargo, apartan nuestra atención de lo único que debería importarnos: la carretera. Es una realidad incómoda pero innegable, la tecnología que nos facilita la vida fuera del coche puede convertirse en un enemigo letal dentro de él, y las cifras de accidentes relacionados con estas acciones empiezan a ser alarmantes, superando incluso a las provocadas por el uso del móvil mientras se conduce.

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EL VOLANTE EN UNA MANO, LOS OJOS EN NINGUNA PARTE: EL PELIGRO OCULTO

Fuente: Freepik

La cuestión fundamental reside en la triple distracción que genera la interacción con estas pantallas integradas. No se trata solo de apartar la vista de la carretera, lo cual ya es suficientemente grave, sino que implica también retirar una mano del volante para operar el dispositivo táctil o los botones asociados. Pero quizás el aspecto más subestimado es la distracción cognitiva, ese momento en que nuestra mente deja de procesar la información relevante del tráfico para concentrarse en la tarea secundaria de navegar por un menú o introducir una dirección, un lapso mental que puede tener consecuencias fatales en una situación imprevista.

Este cóctel de distracciones (visual, manual y cognitiva) convierte la manipulación del GPS o la pantalla multifunción en una actividad de alto riesgo. A diferencia de una llamada telefónica con manos libres, que principalmente afecta a nivel cognitivo, interactuar con la pantalla requiere una dedicación sensorial y mental mucho más completa. Es un acto que fragmenta la atención del conductor de manera crítica, multiplicando exponencialmente la probabilidad de no reaccionar a tiempo ante un frenazo brusco, un peatón que invade la calzada o cualquier otro imprevisto, situaciones donde cada décima de segundo cuenta y la plena concentración es vital. La DGT insiste en la importancia de mantener todos los sentidos en la conducción.

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