miércoles, 30 abril 2025

Esta es la ciudad infravalorada con la catedral más singular y un balneario top te espera este verano

En pleno corazón del sureste español descansa una joya urbana que demasiados viajeros pasan por alto en sus rutas por la península. La catedral de Murcia representa uno de los monumentos más extraordinarios del patrimonio religioso español, con una fachada barroca que compite en belleza con las más célebres de España. Esta capital, bañada por el Segura y bendecida por más de 300 días de sol al año, ofrece mucho más que huertos y paparajotes, destacando especialmente su desconocido balneario de aguas termales que se ha convertido en uno de los destinos preferidos por quienes buscan combinar cultura y bienestar.

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El verano se presenta como la temporada ideal para redescubrir aquellos rincones nacionales que, pese a su indudable valor, permanecen eclipsados por destinos más mediáticos. Murcia, con su impresionante patrimonio arquitectónico, su exquisita gastronomía y su vibrante vida cultural, constituye el ejemplo perfecto de destino infravalorado que merece ocupar un lugar prioritario en la agenda de cualquier viajero con curiosidad auténtica. Los contrastes entre su casco histórico, dominado por la silueta inconfundible de su templo principal, y los modernos espacios de ocio y relax que han proliferado en los últimos años, convierten a esta capital en un destino sorprendente para quienes la visitan por primera vez.

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GASTRONOMÍA MURCIANA: SABORES QUE COMPLEMENTAN LA EXPERIENCIA

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Ninguna visita a Murcia estaría completa sin degustar su excepcional oferta gastronómica, basada en productos de la huerta y en recetas tradicionales que han sabido preservarse generación tras generación. Los productos de proximidad dominan las cartas de los restaurantes murcianos, donde las verduras y hortalizas frescas se convierten en protagonistas de platos tan emblemáticos como el zarangollo, deliciosa preparación a base de calabacín, cebolla y huevo. El paseo por el centro histórico, tras admirar la imponente catedral, puede complementarse con una parada en alguna de las tradicionales tabernas donde se sirven auténticas delicias locales.

Las influencias mediterráneas y del interior peninsular se fusionan en una cocina llena de matices y sabores intensos. El arroz y verduras, los michirones, las marineras o los pasteles de carne constituyen algunas de las propuestas imprescindibles. Para los más golosos, los dulces tradicionales como los paparajotes y las yemas de Santa Clara representan el broche perfecto a una experiencia gastronómica completa, especialmente si se degustan en alguna de las centenarias confiterías situadas en las inmediaciones de la catedral. La evolución de la cocina murciana ha dado lugar también a propuestas de vanguardia que, respetando los sabores tradicionales, ofrecen presentaciones y combinaciones innovadoras que han situado a varios restaurantes de la ciudad en las principales guías gastronómicas del país.

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