En pleno corazón del sureste español descansa una joya urbana que demasiados viajeros pasan por alto en sus rutas por la península. La catedral de Murcia representa uno de los monumentos más extraordinarios del patrimonio religioso español, con una fachada barroca que compite en belleza con las más célebres de España. Esta capital, bañada por el Segura y bendecida por más de 300 días de sol al año, ofrece mucho más que huertos y paparajotes, destacando especialmente su desconocido balneario de aguas termales que se ha convertido en uno de los destinos preferidos por quienes buscan combinar cultura y bienestar.
El verano se presenta como la temporada ideal para redescubrir aquellos rincones nacionales que, pese a su indudable valor, permanecen eclipsados por destinos más mediáticos. Murcia, con su impresionante patrimonio arquitectónico, su exquisita gastronomía y su vibrante vida cultural, constituye el ejemplo perfecto de destino infravalorado que merece ocupar un lugar prioritario en la agenda de cualquier viajero con curiosidad auténtica. Los contrastes entre su casco histórico, dominado por la silueta inconfundible de su templo principal, y los modernos espacios de ocio y relax que han proliferado en los últimos años, convierten a esta capital en un destino sorprendente para quienes la visitan por primera vez.
1LA CATEDRAL QUE REÚNE TODOS LOS ESTILOS ARQUITECTÓNICOS

Pocos edificios religiosos en España pueden presumir de integrar tantos estilos arquitectónicos diferentes como la majestuosa catedral murciana. Iniciada en 1394 sobre los cimientos de una antigua mezquita, esta impresionante construcción acumula más de seis siglos de historia arquitectónica, desde el gótico original hasta las últimas intervenciones neoclásicas. Su fachada principal, diseñada por Jaime Bort en el siglo XVIII, constituye uno de los máximos exponentes del barroco español, tan exuberante en detalles que cada visita permite descubrir nuevos elementos escultóricos entre sus tres cuerpos y sus numerosas hornacinas pobladas de santos y alegorías.
El interior del templo no decepciona tras la promesa de su exterior, ofreciendo un recorrido fascinante por la evolución del arte sacro español. La imponente torre de la catedral, con sus 95 metros de altura, domina el horizonte urbano de Murcia y representa otro de los grandes atractivos del conjunto. Iniciada por el maestro Jacobo Florentino y continuada por Jerónimo Quijano, esta estructura se eleva como un ejemplo excepcional de la transición del gótico al renacimiento, completándose finalmente con elementos barrocos que le confieren su característica silueta escalonada. La visita a la catedral debe incluir obligatoriamente la capilla de los Vélez, auténtica joya del gótico flamígero que sorprende por la espectacularidad de su bóveda estrellada.