El consumo de café se ha convertido en un ritual mañanero para millones de españoles que buscan ese impulso energético para afrontar el día. La cafeína, ese estimulante que nos despierta y nos mantiene alerta, esconde secretos que la ciencia ha ido desvelando paulatinamente. Muchos experimentamos ese molesto bajón después de unas horas, esa sensación de cansancio repentino que nos hace pensar en una segunda o tercera taza.
Diversos estudios científicos revelan que existe una explicación bioquímica para este fenómeno tan común entre los consumidores habituales. Lo que pocos saben es que una simple modificación en nuestros hábitos matutinos podría cambiar por completo nuestra relación con esta sustancia. Esperar aproximadamente 90 minutos desde que nos levantamos hasta tomar el primer café podría ser la clave para evitar ese temido bajón de cafeína que tantos quebraderos de cabeza nos genera.
2EL TEMIDO BAJÓN: CUANDO LA CAFEÍNA DEJA DE HACER EFECTO

El famoso bajón de cafeína no es una ilusión ni un mito urbano, sino un fenómeno perfectamente documentado por la neurociencia. Aproximadamente entre cuatro y seis horas después de consumir café, el nivel de cafeína en sangre disminuye significativamente mientras nuestro cuerpo continúa produciendo adenosina, que se va acumulando sin poder unirse a sus receptores. Este proceso explica por qué muchas personas experimentan un cansancio repentino y más intenso que el habitual.
Este efecto rebote puede resultar contraproducente, especialmente para quienes buscan en la cafeína un aliado para mantener la productividad durante toda la jornada. Cuando la cafeína comienza a metabolizarse y abandonar los receptores, toda la adenosina acumulada se une de golpe a ellos provocando una sensación de fatiga mucho más intensa que la que habríamos experimentado naturalmente, llevándonos a ese estado de agotamiento que muchos describen como «choque» o «bajón».