El mostrador de la pescadería puede ser un campo de minas para el consumidor incauto. La promesa de un alimento fresco y saludable, tan arraigada en nuestra dieta mediterránea, no siempre se corresponde con la realidad que llega a nuestro plato, escondiendo secretos que pocos conocen pero que afectan directamente a la calidad de lo que comemos. A veces, lo que se presenta como recién sacado del mar lleva más tiempo viajando, y en condiciones muy distintas, de lo que podríamos imaginar, una especie de impostor silencioso en nuestra cesta de la compra.
Esta situación, más común de lo que pensamos, nos enfrenta a una realidad incómoda sobre la cadena de suministro alimentaria actual. La globalización y la demanda constante de ciertos productos fuera de temporada han normalizado prácticas que, aunque legales si se declaran correctamente, pueden inducir a error si la información no es transparente o se presenta de forma ambigua, transformando un producto que fue congelado hace semanas o meses en un supuesto manjar «fresco». Comprender las señales para distinguir la verdad tras el mostrador se convierte, por tanto, en una herramienta esencial para el consumidor informado y exigente que busca autenticidad y calidad real.
5DEFENDIENDO TU CESTA DE LA COMPRA: CONSEJOS PRÁCTICOS

La textura de la carne es otro factor determinante. Un pescado fresco debe tener una carne firme y elástica al tacto; si presionamos suavemente con el dedo, la marca debería desaparecer rápidamente, recuperando su forma original casi al instante. Esta firmeza es sinónimo de integridad celular y frescura. Asimismo, las escamas deben estar bien adheridas a la piel y ser brillantes, no desprenderse con facilidad ni presentar un aspecto apagado.
En cambio, un pescado descongelado a menudo muestra una carne más blanda, fofa, que puede ceder fácilmente a la presión del dedo y dejar una hendidura que tarda en desaparecer o no desaparece. Esta falta de firmeza se debe a la rotura de las fibras musculares por los cristales de hielo formados durante la congelación. Además, la piel puede parecer más laxa y las escamas desprenderse con mayor facilidad, signos que alertan sobre la verdadera naturaleza de este alimento. Confía en tus sentidos y no dudes en preguntar al pescadero sobre el origen y la fecha de captura; un consumidor informado es siempre un consumidor más protegido a la hora de seleccionar cualquier alimento, especialmente uno tan delicado como el pescado.