En el extremo sureste de Navarra se esconde uno de los territorios más fascinantes y desconocidos para muchos españoles. Este extraordinario rincón de España cautiva por su apariencia alienígena y sus formaciones geológicas que parecen transportar al visitante a otro planeta. Las Bardenas Reales, con sus 42.500 hectáreas de terreno semidesértico, se han convertido en los últimos años en el escenario predilecto de numerosos cineastas internacionales que buscan paisajes singulares sin necesidad de abandonar el continente europeo.
Los contrastes cromáticos, las caprichosas formas esculpidas por la erosión y la inmensidad de este paraje natural protegido ofrecen un lienzo perfecto para quienes buscan plasmar historias ambientadas en mundos post-apocalípticos o tierras lejanas. Resulta sorprendente que dentro de España exista un espacio natural tan peculiar, completamente distinto a los paisajes verdes del norte o las playas mediterráneas que suelen representar la imagen turística tradicional del país. Este desierto navarro ha conseguido posicionarse como una joya cinematográfica que atrae no solo a turistas aventureros sino también a las grandes productoras de Hollywood.
1UN DESIERTO ÚNICO EN EL CORAZÓN DE ESPAÑA
La singularidad geológica de las Bardenas Reales reside en su composición de arcillas, yesos y areniscas que, sometidas durante milenios a la erosión del agua y el viento, han generado un paisaje de barrancos, mesetas planas y cerros solitarios que se alzan como centinelas en medio de la nada. Este territorio declarado Parque Natural en 1999 y Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2000 representa una anomalía paisajística dentro de España, más propia de regiones como Utah o Arizona en Estados Unidos que de la península ibérica.
Su formación se remonta a hace millones de años, cuando esta zona de España estaba cubierta por un gran lago interior que, al secarse, dejó expuestos sedimentos que posteriormente fueron moldeados por las inclemencias meteorológicas. El clima extremo característico de la zona, con veranos abrasadores que superan los 40 grados y escasas precipitaciones concentradas en tormentas torrenciales, ha contribuido a crear este paisaje lunar que tanto fascina a quienes lo contemplan por primera vez. La ausencia casi total de vegetación, exceptuando algunas plantas esteparias adaptadas a condiciones extremas, acentúa aún más ese aspecto desértico que ha hecho de las Bardenas un escenario natural inigualable dentro del territorio español.