Zaragoza es mucho más que una ciudad vibrante y monumental; sus alrededores esconden verdaderas joyas que parecen detenidas en el tiempo. A pocos kilómetros de la capital aragonesa, se encuentra uno de esos destinos capaces de transportarnos directamente a la Edad Media: Daroca. Un pueblo amurallado que combina historia, leyendas y una belleza serena que cautiva a todo el que lo visita.
Pasear por las calles de Daroca es una experiencia mágica. Su entramado urbano, perfectamente conservado, nos habla de un pasado esplendoroso, cuando Zaragoza y su entorno eran escenarios clave en la historia de la península. Para quienes buscan una escapada distinta, llena de encanto y autenticidad, este rincón medieval es sin duda una de las mejores opciones a poca distancia de Zaragoza.
3Una escapada perfecta para los sentidos

El encanto de Daroca no termina en sus murallas ni en su naturaleza. Su gastronomía, basada en productos de la tierra como el ternasco, los embutidos artesanales o las frutas de la huerta, es otro de los grandes atractivos de esta escapada. Comer en Daroca es una oportunidad para saborear la tradición aragonesa en cada plato, en restaurantes que cuidan cada detalle y donde la hospitalidad es bandera.
Además, durante todo el año, Daroca organiza actividades culturales, mercados medievales y festivales que reviven su esplendor pasado y la conectan aún más con los visitantes. Así, a menos de una hora de Zaragoza, Daroca se presenta como ese destino que no solo se visita, sino que se siente; un lugar que hace soñar a quienes cruzan sus puertas centenarias.