Llenar el carro de la compra se ha convertido en una auténtica yincana para el bolsillo del consumidor español. La OCU viene advirtiendo desde hace meses sobre prácticas cada vez más habituales en las grandes superficies que, aunque legales, rozan la frontera de lo éticamente aceptable. Lo que antes era un simple acto cotidiano ahora requiere de calculadora, lupa y una buena dosis de escepticismo para no caer en las sutiles trampas que los fabricantes y distribuidores han perfeccionado hasta convertirlas en un arte.
El impacto de la inflación en la cesta de la compra ha llevado a muchas familias a extremar las precauciones y buscar el máximo ahorro posible. Sin embargo, los consumidores se enfrentan a una batalla desigual donde las estrategias de marketing confunden más que informan. La OCU ha puesto el foco en una práctica que afecta especialmente a productos de consumo habitual: la llamada «reduflación» o «shrinkflation», que consiste en reducir el tamaño o la cantidad del producto manteniendo el mismo precio, así como promociones engañosas tipo 2×1 que realmente no suponen ningún ahorro.
4PRECIOS POR KILO: LA CLAVE QUE LOS SUPERMERCADOS NO QUIEREN QUE MIRES
La legislación española obliga a los establecimientos a indicar el precio por unidad de medida (kilogramo, litro, etc.) de los productos, precisamente para facilitar la comparación. Sin embargo, esta información suele aparecer en letra pequeña o en ubicaciones poco visibles de la etiqueta, mientras los reclamos promocionales ocupan la posición más destacada. La OCU insiste en que esta referencia es la única forma objetiva de comparar precios entre marcas, formatos y ofertas.
Un experimento conducido por la OCU con consumidores habituales reveló que menos del 15% utilizaba el precio por kilo o litro como referencia principal para sus decisiones de compra. La mayoría se guiaba por el precio final del producto o por la presencia de una promoción visible. Este comportamiento, profundamente arraigado en los hábitos de consumo, es precisamente lo que aprovechan los supermercados para implementar estrategias como la reduflación sin que los clientes perciban el impacto real en su economía. La OCU recomienda encarecidamente acostumbrarse a hacer un simple cálculo mental antes de decidir qué versión o marca comprar, dividiendo el precio total por las unidades de medida.