jueves, 24 abril 2025

La DGT prohíbe esta acción si te quedas tirado en la carretera, te juegas la vida y una multa

Quedarse tirado en la carretera es una de esas pesadillas que ningún conductor quiere experimentar, un contratiempo que convierte un viaje rutinario en una situación de riesgo inesperado y considerable. Más allá de la avería mecánica o el pinchazo, el verdadero peligro acecha en la vulnerabilidad que supone estar detenido en el arcén, especialmente en vías rápidas donde los vehículos circulan a velocidades elevadas y el margen de reacción es mínimo; por ello, la Dirección General de Tráfico, la DGT, insiste constantemente en la necesidad de seguir a rajatabla los protocolos de seguridad establecidos. Ignorar estas indicaciones no solo acarrea sanciones económicas, sino que pone en grave peligro la integridad física propia y la de los demás usuarios de la vía, transformando un simple incidente en una potencial tragedia.

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La confusión o el pánico del momento pueden llevar a cometer errores fatales, gestos aparentemente menores que multiplican exponencialmente el riesgo de atropello. Salir del coche sin la debida protección o señalizar incorrectamente la inmovilización son acciones que, lamentablemente, siguen estando detrás de demasiados siniestros viales evitables. Es fundamental comprender que las normativas impuestas no son caprichos administrativos, sino medidas diseñadas para proteger vidas en circunstancias de extrema fragilidad. Conocer y aplicar correctamente el procedimiento en caso de avería es, por tanto, una responsabilidad ineludible para cualquier persona que se ponga al volante, una lección que conviene tener bien aprendida antes de que la teoría se convierta en una cruda realidad en el asfalto.

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EL ARCÉN, ESA TRAMPA MORTAL INVISIBLE

Fuente Freepik

El arcén, ese espacio lateral que parece ofrecer un refugio temporal cuando el coche dice basta, es en realidad uno de los lugares más peligrosos de cualquier carretera, autovía o autopista. Detenerse allí, aunque sea por una causa justificada como una avería, nos expone directamente al flujo de tráfico que continúa circulando a escasos metros, a menudo a velocidades que superan los cien kilómetros por hora. La diferencia de velocidad entre un vehículo detenido y los que siguen en marcha es abismal, lo que reduce drásticamente el tiempo de reacción de cualquier conductor que se despiste, que calcule mal la distancia o que simplemente no espere encontrar un obstáculo inmóvil en su trayectoria más inmediata; la visibilidad, especialmente de noche o con condiciones meteorológicas adversas, complica aún más la detección temprana del vehículo averiado.

La percepción del riesgo en el arcén suele estar infravalorada por muchos conductores, que bajan del vehículo con una falsa sensación de seguridad una vez han apartado el coche del carril de circulación. Sin embargo, las estadísticas de siniestralidad vial no mienten y señalan este entorno como escenario frecuente de atropellos mortales o con lesiones muy graves, muchas veces involucrando a los propios ocupantes del vehículo inmovilizado o a quienes acuden en su auxilio. La DGT subraya que incluso una breve estancia fuera del habitáculo puede ser fatal si no se toman las precauciones adecuadas, ya que un pequeño error de cálculo por parte de otro conductor, una distracción momentánea como mirar el móvil o simplemente un cambio de carril imprevisto pueden tener consecuencias devastadoras e irreversibles.

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