Madrid es una ciudad de historia, cultura y vida, pero de vez en cuando necesitas un descanso del presente y un viaje al pasado. Cerca de la capital, hay un mundo donde el tiempo se detiene, donde las calles empedradas, las casas de piedra y el paisaje montañoso se combinan para tejer un hechizo. Este es Patones de Arriba, un pueblo histórico que ha conservado su espíritu y, tras una sola visita, te hace sentir como si estuvieras en una era diferente.
Situado a poco más de una hora de Madrid, Patones de Arriba es un destino ideal para una excursión de un día o un fin de semana. No solo por la arquitectura negra, que data de la llamada «arquitectura negra de la Sierra Norte», tan hermosa como es, ni por la paz que se siente y la sensación de caminar por un escenario de una película antigua, lejos de la ciudad y su ritmo. Aquí, el tiempo se detiene y cada uno de sus rincones invita a la contemplación.
1Un paseo por la historia cerca de Madrid
Durante siglos, Patones de Arriba fue un destino casi inalcanzable; su posición en la cima de una colina lo hacía prácticamente desconectado del resto de Madrid. Lo que significaba que se podía preservar con muy pocas actualizaciones, manteniendo su apariencia casi idéntica. Estaba el Rey de Patones, que era nombrado localmente y gobernaba dentro de Patones; es decir, él administraba las leyes locales sin interferencia externa.
Caminar por sus calles es viajar a través de siglos de su historia y conocer en cada paso un poco de la esencia histórica de este pueblo tan cercano a Madrid. Las construcciones de pizarra, las calles estrechas y la iglesia de San José, que hoy sirve como centro de interpretación, marcan este pasado. Además, su naturaleza resguardada le da un valor extra al lugar, con senderos de caminata donde puedes aprender más abundantemente.
