Son pocos los fenómenos naturales que aún logran sorprendernos en pleno siglo XXI, cuando parece que todo está descubierto y fotografiado hasta la saciedad. En España existe un curioso efecto óptico que contradice lo que nuestros ojos están acostumbrados a percibir: un lugar donde el sol parece moverse en sentido contrario al habitual, como si ascendiera cuando debería descender en el horizonte. Este singular espectáculo, que ha desconcertado a visitantes durante generaciones, tiene una explicación científica fascinante relacionada con la peculiar orografía de ciertos enclaves de nuestra geografía.
La naturaleza guarda secretos que desafían nuestra percepción cotidiana, y algunos rincones de la península ibérica son testigos de ello. Los valles profundos y las formaciones montañosas de determinadas zonas de España crean las condiciones perfectas para que se produzca esta ilusión óptica que invierte el recorrido aparente del astro rey. Los barrancos escarpados del Valle del Jerte en Extremadura o las imponentes formaciones volcánicas de La Gomera en Canarias son dos ejemplos paradigmáticos donde, en determinados momentos del año, la posición relativa del sol respecto a las laderas montañosas genera una sensación visual que desafía lo que entendemos por normalidad. Este fenómeno, lejos de ser una leyenda, está documentado y tiene una explicación científica que merece ser conocida.
1EL SECRETO DETRÁS DE UN SOL QUE PARECE ASCENDER CUANDO DEBERÍA DESCENDER

Para entender este peculiar fenómeno hay que remontarse a los principios básicos de la percepción visual y cómo interactúa con la orografía. Cuando nos encontramos en un valle profundo o en un barranco con orientación específica, nuestra referencia espacial cambia drásticamente respecto a la que tenemos en terreno llano. En estos lugares de España con geografía accidentada, la relación entre el movimiento solar y el horizonte visible se distorsiona debido a las paredes montañosas que nos rodean. No es que el sol realmente invierta su trayectoria, sino que nuestra percepción del mismo se altera por el marco referencial que imponen las montañas circundantes.
Este efecto se intensifica especialmente durante los atardeceres en ciertas épocas del año, cuando el ángulo solar coincide perfectamente con la disposición del terreno. Los habitantes de estos pueblos privilegiados han convivido con esta curiosidad astronómica durante siglos, incorporándola a su folclore local sin darle mayor importancia. Sin embargo, para los visitantes que desconocen el fenómeno, la sensación de ver al sol «subir» cuando debería estar poniéndose genera una mezcla de asombro y desconcierto que resulta inolvidable. Es precisamente este contraste entre lo esperado y lo percibido lo que convierte a estos lugares en destinos únicos dentro del rico patrimonio natural de España.