sábado, 3 mayo 2025

La multa implacable de la DGT que te vacía el bolsillo por una infracción tonta

Cada día, miles de conductores españoles circulan por nuestras carreteras confiadas en que cumplen con todas las normativas establecidas por la Dirección General de Tráfico. La DGT, sin embargo, mantiene un riguroso sistema de vigilancia y sanciones que puede sorprender incluso a los conductores más precavidos, especialmente cuando se trata de infracciones que muchos considerarían menores pero que acarrean multas desproporcionadas. Esta realidad se traduce en sanciones económicas que pueden desequilibrar seriamente el presupuesto familiar por acciones que, en muchos casos, se realizan sin plena consciencia de su gravedad.

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El panorama automovilístico español está repleto de normativas que buscan garantizar la seguridad vial, aunque algunas de ellas parecen diseñadas más para recaudar que para proteger. Entre estas destaca especialmente la sanción por arrojar objetos desde el vehículo, una infracción que aunque pueda parecer insignificante en determinadas circunstancias, supone una multa de 200 euros y la pérdida de 4 puntos del carné. Este tipo de penalizaciones ejemplifican cómo acciones aparentemente triviales pueden convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para el conductor desprevenido.

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EL SISTEMA DE PUNTOS: LA ESPADA DE DAMOCLES DEL CONDUCTOR

Fuente: Freepik

El carné por puntos, implementado por la DGT en 2006, ha supuesto una revolución en el sistema sancionador del tráfico español. Este mecanismo, que otorga inicialmente 12 puntos a los conductores (15 para profesionales y noveles tras tres años sin infracciones), va restando puntos según la gravedad de las faltas cometidas.

La pérdida total de puntos implica la retirada del permiso de conducir y la necesidad de realizar cursos de reeducación vial para recuperarlo. Lo verdaderamente preocupante es la facilidad con que pueden perderse estos puntos: en apenas dos o tres infracciones como las mencionadas anteriormente, un conductor puede verse al borde de perder su autorización para conducir, con las graves consecuencias personales y profesionales que esto conlleva. La DGT justifica este sistema como una herramienta educativa más que punitiva, destinada a concienciar sobre la importancia de respetar las normas de circulación.

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