martes, 22 abril 2025

El simple ajuste en tu nevera que te ahorra dinero en la factura de la luz sin que lo notes

La escalada de precios energéticos se ha convertido en una preocupación constante para los hogares españoles durante los últimos años. La nevera, ese electrodoméstico que permanece enchufado las 24 horas del día, representa una parte significativa del consumo eléctrico doméstico, pudiendo suponer hasta el 30% del total de la factura mensual. Esta realidad económica ha impulsado a muchos a buscar soluciones efectivas que permitan mantener la eficiencia sin sacrificar la conservación adecuada de los alimentos.

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El ahorro energético no siempre requiere grandes inversiones o conocimientos técnicos avanzados para materializarse en nuestro día a día. A veces, los pequeños gestos como regular correctamente la temperatura de nuestra nevera pueden suponer diferencias notables en el consumo eléctrico a final de mes, traducidas directamente en un alivio para nuestro bolsillo mientras contribuimos a la sostenibilidad del planeta. Comprender cómo funciona este electrodoméstico y los factores que afectan su rendimiento resulta fundamental para optimizar su uso sin comprometer su funcionalidad.

LA TEMPERATURA IDEAL: EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE TU NEVERA

LA TEMPERATURA IDEAL: EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE TU NEVERA
Fuente: Pexels

Muchos propietarios desconocen que sus refrigeradores funcionan con temperaturas excesivamente bajas, lo que provoca un consumo innecesario de electricidad. La nevera ideal debe mantener un ambiente fresco que conserve los alimentos en perfecto estado, sin necesidad de convertirse en un pequeño polo norte que dispare el consumo energético. Los fabricantes recomiendan configurar el frigorífico entre 3 y 5 grados centígrados, rango óptimo que garantiza la correcta preservación de los productos mientras minimiza el gasto eléctrico.

El termostato de la nevera suele presentarse en una escala numérica que no siempre corresponde directamente con los grados centígrados, generando cierta confusión entre los usuarios. Para asegurarnos de que nuestra nevera funciona a la temperatura adecuada, podemos utilizar un termómetro específico para frigoríficos colocado en la zona central del aparato durante al menos dos horas. Esta sencilla comprobación puede revelar si estamos desperdiciando energía con un frío excesivo o si, por el contrario, no estamos alcanzando la temperatura necesaria para la correcta conservación de nuestros alimentos.

EL CONGELADOR: CUANDO MENOS FRÍO SIGNIFICA MÁS AHORRO

EL CONGELADOR: CUANDO MENOS FRÍO SIGNIFICA MÁS AHORRO
Fuente: Propia IA

El compartimento congelador merece una mención especial dentro de nuestra estrategia de ahorro. Mantenerlo a -18ºC representa el equilibrio perfecto entre conservación y eficiencia energética, permitiendo almacenar alimentos durante meses sin comprometer su calidad ni disparar innecesariamente la factura eléctrica. Temperaturas más bajas no mejoran significativamente la conservación, pero cada grado adicional incrementa aproximadamente un 5% el consumo energético del electrodoméstico.

Los acumuladores de frío o simples botellas de agua congeladas pueden convertirse en aliados efectivos para mantener estable la temperatura del congelador. Cuando el aparato alcanza la temperatura deseada, estos elementos ayudan a conservar el frío durante más tiempo y reducen el esfuerzo que debe realizar el motor para mantener las condiciones óptimas. Además, contribuyen a prolongar la autonomía del congelador en caso de corte eléctrico, protegiendo nuestros alimentos durante periodos más largos sin suministro de energía.

CÓMO COMPROBAR QUE TU NEVERA TRABAJA A LA TEMPERATURA CORRECTA

CÓMO COMPROBAR QUE TU NEVERA TRABAJA A LA TEMPERATURA CORRECTA
Fuente: Propia IA

Verificar que nuestra nevera funciona a la temperatura adecuada no requiere instrumentos sofisticados ni conocimientos técnicos avanzados. Un simple termómetro de cocina puede servirnos para esta tarea, colocándolo en un vaso con agua en la balda central durante varias horas para obtener una medición fiable del ambiente interior. Este sencillo procedimiento debería repetirse al menos dos veces al año, especialmente cuando cambian las estaciones y varía la temperatura ambiente del hogar.

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Las nuevas generaciones de refrigeradores incorporan termómetros digitales y sistemas de control que facilitan enormemente esta labor. Sin embargo, incluso los modelos más avanzados requieren verificaciones periódicas, ya que factores como la acumulación de hielo o el desgaste de las juntas pueden alterar su rendimiento y precisión. Algunos fabricantes ofrecen aplicaciones móviles que permiten monitorizar y ajustar la temperatura de forma remota, adaptando el funcionamiento de la nevera a nuestras necesidades específicas y maximizando la eficiencia energética en cada momento.

EL IMPACTO ECONÓMICO: CUÁNTO PUEDES AHORRAR CON ESTE SIMPLE AJUSTE

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Las cifras hablan por sí solas: ajustar correctamente la temperatura de nuestra nevera puede traducirse en un ahorro anual de entre 30 y 70 euros, dependiendo del modelo y las tarifas eléctricas aplicables. Este aparentemente modesto ahorro, multiplicado por los aproximadamente 10-15 años de vida útil del electrodoméstico, representa una cantidad nada despreciable que podría destinarse a otras necesidades o incluso a la adquisición de un modelo más eficiente en el futuro. Para familias con presupuestos ajustados, estas pequeñas optimizaciones energéticas pueden suponer un alivio significativo en sus finanzas domésticas.

El ahorro no se limita únicamente a la factura eléctrica, sino que también se extiende a la vida útil del propio electrodoméstico. Una nevera que trabaja constantemente por debajo de su temperatura óptima somete su motor a un esfuerzo innecesario, acortando potencialmente su durabilidad y aumentando la probabilidad de averías costosas que podrían haberse evitado con un uso más racional. La refrigeración excesiva también puede dañar ciertos alimentos delicados como frutas y verduras, generando un desperdicio alimentario que también impacta negativamente en nuestra economía doméstica.

HÁBITOS COMPLEMENTARIOS PARA MAXIMIZAR LA EFICIENCIA DE TU NEVERA

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El ajuste de temperatura constituye solo el primer paso hacia la optimización energética de este electrodoméstico esencial. La ubicación de la nevera juega un papel fundamental en su rendimiento, debiendo mantenerse alejada de fuentes de calor como hornos, radiadores o luz solar directa que obligan al motor a trabajar más intensamente para mantener la temperatura interna. Asimismo, garantizar una ventilación adecuada dejando al menos cinco centímetros entre la parte trasera del aparato y la pared permite disipar eficientemente el calor generado por su funcionamiento.

La organización interna del frigorífico también influye notablemente en su consumo energético. Mantener los alimentos ordenados y separados por categorías facilita la circulación del aire frío, evitando zonas de temperatura irregular que fuerzan al sistema de refrigeración a trabajar de forma más intensa. Introducir alimentos a temperatura ambiente obliga a la nevera a realizar un esfuerzo extra para enfriarlos, por lo que resulta recomendable dejar que las comidas calientes se enfríen antes de guardarlas. Estas prácticas, combinadas con la correcta configuración térmica, potencian el ahorro conseguido con el simple ajuste de temperatura, convirtiendo a nuestra nevera en un electrodoméstico verdaderamente eficiente.

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