La salud del Papa Francisco estaba bajo el foco de la preocupación mundial desde hacía meses. Francisco, de 88 años, estuvo varios días ingresado en el hospital Genelli de la capital italiana y no pudo superar el tratamiento al que estaba sometido. Cumplidas las previsiones más funestas, con la muerte de Francisco la Santa Sede entró en un periodo de sedevacantismo desde este mismo lunes, pero hasta el miércoles no se reúne el Cónclave que decidirá al sucesor de Franciso. Es el tiempo en el que se organiza un cónclave para elegir a la nueva cabeza visible de la Iglesia y de la Ciudad-Estado del Vaticano. 136 cardenales elegirán al nuevo Papá de los 252 existentes, ya que el resto tiene más de 80 años y no pueden ser electores. Francisco triplicó el número de cardenales que dejó Juan Pablo II, lo que asegura la continuidad de su legado.
Francisco, desde su nombramiento en 2013, se ha construido una imagen de pontífice progresista. Lo cierto es que los cambios han sido más lentos de lo que algunos esperaban de él, pero no es menos cierto que se enfrentaba a una Santa Sede con muchos problemas que su antecesor, Benedicto XVI, no supo encarar y motivaron su renuncia. Francisco será enterrado en la iglesia de Santa María la Mayor, frente a la embajada argentina, por expreso deseo suyo.
Dese el principio las decisiones del Papa Francisco han contado con una fuerte oposición. Muchos quisieron ver en Benedicto XVI una fuerza contra el nuevo Papa pero Ratzinger se mantuvo en silencio. No así muchos de sus acólitos que decían incluso hablar en su nombre. Una foto, un scoop preparado previamente, de en encuentro pacífico entre ambos Papas vino a poner calma en el enjambre de rumores en el que se había convertido el Vaticano.

Pero el Papa Bergoglio ya no está y se inicia el Cónclave con ambas fuerzas centrípetas de la Iglesia se enfrentarán en la elección del nuevo Papa. Sin embargo, Francisco no ha dejado nada a la improvisación. Su actividad de encíclicas, nuevas leyes para el Estado Vaticano, así como nombramientos cardenalicios pueden favorecer el advenimiento de un Pontífice continuista.
EL CÓNCLOVE CON INFLUENCIA DE FRANCISCO
Francisco se encargó de cambiar la Constitución vaticana para favorecer una continuidad en su proyecto. Desde el principio supo que sus cambios tenían que ser estructurales. Llegar a lo más profundo de la Iglesia y para ello había convocado para este próximo otoño un Sínodo, donde se pretendían plantear muchos temas de calado: el papel de los divorciados dentro de la Iglesia, de la mujer, los homosexuales, así como el posicionamiento hacia determinados temas políticos. Sin embargo, ahora el Sínodo se celebrará con otro Pontífice en el trono de San Pedro.
El nombramiento de cardenales por parte del Papa ha sido más que llamativo. Ha roto en sus nombramientos la tradición occidentalista. La mayoría de purpurados tadicionalmente suelen ser europeos y americanos. Sin embargo, Francisco ha nombrado muchos africanos, asiáticos y hasta uno en Teherán (Irán). Una frase del Pontífice resume su decisión: «Quiero pastores que huelan oveja». Es decir, religiosos conectados con su entorno social.

¿Cómo afectará esto al Cónclave? En principio es algo positivo para la elección de un Papa continuista. Casi el 80 % de los cardenales electores han sido nombrados por Francisco. 126 purpurados elegirán al sucesor de San Pedro, sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar. Es decir 2/3 serán cardenales supuestamente afines a las tesis de Francisco.
LOS NOMBRES QUE MARCARÁN EL CÓNCLAVE
Sin embargo, todo es posible en un Cónclave. Pocas situaciones tan sujetas a cambios y sorpresas como la elección de un Pontífice. El haber nombrado cardenales de distintos puntos del mundo y sin mucho que ver entre sí puede ser un gran problema para ponerse de acuerdo. Conviene recordar que desde que realizara una reforma Juan Pablo II, no está prohibido el autovoto en un cónclave.
Entre los nombres de ‘papables’ que más se repiten están Luis Antonio Tagle, de 67 años, filipino de gran influencia el entorno de Francisco y que cuenta con muchos puntos a favor en su biografía. Otro nombre es Matteo Zuppi, de 69 años, posiblemente el purpurado más italiano más afín al Pontífice. También está un italiano, el actual arzobispo de Milán de Angelo Scola. Desde África hablan de Robert Sarah de Guinea Ecuatorial y considerado del ala conservadora. Igual que el húngaro Peter Erdö, muy seguidor de Benedicto XVI. El acento español lo pone el catalán Juan José Omella, y aunque pocos le dan opciones reales de convertirse en Papa, puede ser un pontífice de consenso entre dos facciones enfrentadas.