A Alberto Núñez Feijóo le crecen los barones. Cuatro de los frentes que tiene abiertos son la carbonización de Carlos Mazón por su mala gestión y sus errores sobre la crisis de la DANA, los guiños neoliberales de Isabel Díaz Ayuso, los cálculos centristas de Juanma Moreno y las denuncias de Alejandro Fernández (que en su polémico libro ‘A calzón quitao’ recuerda que Génova 13 ha sido una «trituradora de líderes del PP en Cataluña»).
En Génova 13 también existe inquietud por las estridencias de la presidenta extremeña María Guardiola, la postura del PP canario (que apuntala a Coalición Canaria, socio recurrente de Pedro Sánchez) y las dificultades de los ‘populares’ vascos para hacerse un hueco en Euskadi. Todos estos problemas han hecho un siete al traje de Núñez Feijóo.
EL PERFIL DE FEIJÓO SE DIFUMINA
Cuando el 2 de abril de 2022 Alberto Núñez Feijóo asumió el liderazgo del Partido Popular muchos dentro y fuera de su partido lo vieron como la gran esperanza blanca de la derecha española.
Se presentaba como un gestor eficaz, moderado, con experiencia y, sobre todo, alejado de los estridencias del trumpismo a la española que representa Vox. Sin embargo, tres años después, su figura se ha desdibujado.
Feijóo llegó con la promesa de reconciliar a las dos almas del PP: la tecnocrática y la ideológica. Pero según algunas voces internas su gestión está marcada por la indecisión. Sus recurrentes fallos y su ‘no’ por sistema a las políticas de Estado dañan su imagen en ciertos caladeros ideológicos.
Uno de los mayores errores de Feijóo ha sido su incapacidad para construir una alternativa real al sanchismo. En lugar de generar ilusión, ha optado por una oposición bronca pero demasiado vacía. La debilidad de su liderazgo quedó al desnudo tras las elecciones generales de 2023, cuando falló un gol a puerta vacía, pese a tener todas las encuestas a favor.

Además, su estrategia de acercamiento a Vox ha sido tan confusa como contraproducente. Un día se presenta como el dique de contención ante la extrema derecha, y al siguiente pacta con ellos lo presupuestos de una autonomía.
Esta ambigüedad, lejos de sumar, ha terminado erosionando la creencia en el PP como alternativa moderada. Y lo peor es que deja al partido en tierra de nadie: demasiado radical para el votante de centro y demasiado blando para el votante más conservador.
OXÍGENO POR LAS ENCUESTAS
Las amplias cuotas de poder que maneja el PP a nivel municipal y autonómico y las encuestas estatales aportan oxígeno al equipo que lidera Alberto Núñez Feijóo, que por ahora no cuenta con relevantes voces críticas después de la decisión de Isabel Díaz Ayuso de adoptar un perfil bajo en relación a las posibles divergencias que sufra con la dirección estatal.
La presidenta madrileña combina su gestión con una cronificada guerra contra Pedro Sánchez, que ha impulsado la renovación del PSOE madrileño y está promoviendo que los protocolos de la Comunidad de Madrid durante la pandemia se conviertan en motivo de conversación.
Los problemas judiciales que sufre la pareja de la presidenta, Alberto González Amador, también invitan a Díaz Ayuso a desechar pulsos internos y unir fuerzas con Núñez Feijóo.