martes, 22 abril 2025

La OCU revela el peligro oculto en las freidoras de aire que muchos ignoran al limpiarlas

Las freidoras de aire se han convertido en la estrella indiscutible de muchas cocinas españolas, prometiendo platos crujientes con menos aceite y en tiempo récord. Sin embargo, un reciente aviso de la OCU pone el foco en un aspecto crucial que a menudo pasamos por alto, la limpieza de sus componentes internos más allá de la simple cesta extraíble. Parece que la comodidad que ofrecen estos aparatos nos lleva a veces a olvidar que, como cualquier electrodoméstico, requieren un mantenimiento adecuado para funcionar de forma segura y eficiente, evitando sustos innecesarios que podrían tener consecuencias serias.

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El quid de la cuestión reside en dos elementos clave que suelen quedar ocultos a la vista: la resistencia que genera el calor y el ventilador que distribuye el aire caliente por todo el habitáculo. La advertencia lanzada se centra precisamente en el peligro que supone no limpiar correctamente estas piezas fundamentales. La acumulación de grasa y restos de comida en estas zonas, un proceso insidioso que ocurre con cada uso, puede transformarse en una fuente de problemas que van desde humos molestos hasta, en el peor de los casos, un riesgo real de incendio que pocos usuarios contemplan al disfrutar de sus patatas fritas «saludables».

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HUMO EN LA COCINA: CUANDO LA GRASA DECIDE HACERSE NOTAR

Fuente Freepik

Uno de los primeros indicios de que algo no va bien en las alturas de nuestra freidora es la aparición de humo durante el funcionamiento, incluso cuando no estamos cocinando nada especialmente graso. Este humo, a menudo acompañado de un olor desagradable a quemado, no es más que la grasa acumulada sobre la resistencia que se recalienta y empieza a descomponerse. Es una señal inequívoca de que la limpieza de esa zona se ha descuidado, y que los residuos han alcanzado un punto crítico, comenzando a interferir con el correcto funcionamiento del electrodoméstico, tal y como advierten organizaciones como la OCU.

Más allá de la molestia que supone tener la cocina llena de humo y ese olor penetrante que puede incluso impregnar los alimentos, este fenómeno debe interpretarse como una clara advertencia. No se trata solo de una cuestión de limpieza o de malos olores, sino de un indicador de que la acumulación de grasa ha llegado a un nivel preocupante. Ignorar estas señales, pensando que es algo normal o pasajero, es un error que puede allanar el camino hacia problemas mayores, una situación que la OCU busca prevenir mediante la información al consumidor sobre el mantenimiento adecuado.

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