La espectacular provincia de Castilla y León esconde entre sus parajes naturales algunos de los rincones más enigmáticos de toda la península. En las altas cumbres de Soria, alejada del bullicio turístico convencional, se encuentra un lugar que parece sacado de las antiguas leyendas celtas: la Laguna Negra de Urbión. Sus aguas, profundas y oscuras como el azabache, han sido durante siglos fuente de misterios y relatos que han pasado de generación en generación entre los habitantes de la comarca.
El misterio que envuelve este rincón soriano no es casualidad, sino consecuencia de un fenómeno natural fascinante que ha alimentado el folclore local durante siglos. Las imponentes paredes de roca que rodean casi por completo el perímetro de la laguna impiden que los rayos del sol penetren en sus aguas durante gran parte del día, creando una atmósfera sombría y casi sobrenatural que justifica su inquietante nombre, y que ha servido como caldo de cultivo perfecto para todo tipo de historias sobre seres mitológicos que supuestamente habitan en sus profundidades.
1LA JOYA NATURAL DE SORIA QUE DESAFÍA LA LUZ DEL SOL
La Laguna Negra se ubica a unos 1.753 metros de altitud, enclavada en el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, una de las joyas naturales más impresionantes de Soria. Su formación se remonta a la última glaciación, cuando enormes masas de hielo tallaron este peculiar circo glaciar que hoy alberga aproximadamente 8.000 metros cúbicos de agua. El entorno que rodea este lago natural destaca por sus impresionantes paredes de piedra que se elevan verticalmente hasta alcanzar más de cien metros de altura, creando un anfiteatro natural que restringe dramáticamente la entrada de luz solar.
Las características geológicas de este enclave soriano le confieren propiedades únicas que han fascinado a geólogos y amantes de la naturaleza durante décadas. El color oscuro de sus aguas no se debe únicamente a la falta de luz solar, sino también a la profundidad de la laguna, que en algunos puntos alcanza los diez metros, y a la composición mineral del lecho rocoso. La combinación de estos factores crea un efecto óptico que hace que las aguas adquieran ese tono negruzco tan característico que da nombre a este paraje de Soria, y que contrasta dramáticamente con el verde intenso de los pinos silvestres que pueblan los alrededores.