El oro líquido de nuestra dieta mediterránea, ese compañero inseparable de ensaladas, guisos y tostadas, parece incuestionable en sus bondades. Pocos alimentos gozan de tan buena prensa como el aceite de oliva, considerado pilar fundamental de una alimentación saludable y estandarte de nuestra gastronomía patria. Sin embargo, como ocurre con tantas cosas en la vida, un mal uso puede desvirtuar sus propiedades e incluso convertirlo en un elemento perjudicial, casi un enemigo silencioso que actúa desde nuestra propia cocina sin que apenas nos percatemos del peligro real que entraña para nuestro organismo.
La confianza ciega en sus beneficios nos lleva a veces a cometer errores de bulto, especialmente al someterlo a condiciones para las que no todos los tipos están preparados. El problema no reside en el producto en sí, cuya calidad y aportes nutricionales son innegables cuando se consume adecuadamente, sino en una práctica culinaria muy extendida y aparentemente inocua. Ese gesto cotidiano, como dejar que humee repetidamente en la sartén al calentarlo en exceso, puede desencadenar una serie de reacciones químicas que transforman sus componentes beneficiosos en sustancias tóxicas, actuando como un lento veneno que impacta directamente en la salud de nuestras arterias a lo largo del tiempo.
5COCINA INTELIGENTE: CÓMO USAR TU ACEITE DE OLIVA SIN RIESGOS

La clave para disfrutar de los beneficios del aceite de oliva sin convertirlo en un riesgo para la salud arterial reside en un uso consciente e informado en la cocina. La primera norma es sencilla: evitar a toda costa que el aceite humee. Si ves humo saliendo de la sartén, significa que has superado la temperatura segura y el proceso de degradación ya ha comenzado, por lo que es recomendable bajar el fuego inmediatamente o, si el humo es persistente, desechar ese aceite y empezar de nuevo con aceite limpio y una temperatura más controlada.
Además de controlar la temperatura, es importante seleccionar el tipo de aceite de oliva adecuado para cada uso, reservando el virgen extra para preparaciones en frío o a fuego bajo-medio y optando por variedades más refinadas si se necesita mayor resistencia al calor. También es fundamental no reutilizar el aceite de oliva que haya sido sometido a altas temperaturas repetidamente, ya que cada ciclo de calentamiento y enfriamiento acelera su descomposición y aumenta la concentración de compuestos perjudiciales. Una cocina inteligente y saludable pasa por tratar con respeto este tesoro líquido, asegurándonos de que sigue siendo un aliado y no un enemigo oculto en nuestros platos.