Málaga, famosa por sus playas, clima cálido y rica oferta cultural, es la base perfecta para visitar algunos tesoros escondidos impresionantes que se encuentran a solo unos pocos kilómetros del centro de la ciudad. Entre suaves colinas y paisajes salpicados de olivos, se encuentra un pueblo que parece haber escapado del tiempo, donde el arte y la historia se mezclan con la vida cotidiana. Un rincón que, a pesar de estar lejos del bullicio de la ciudad, tiene vida propia, gracias a su legado y al entusiasmo de sus habitantes.
Para los viajeros a Málaga que buscan más que sol y playa, este pueblo cercano se convertirá inevitablemente en una visita obligada. Una ciudad donde cada calle estrecha cuenta una historia, donde las curvas encaladas se entremezclan con murales artísticos, donde los museos de tamaño local sorprenden por su profundidad y autenticidad. Sin duda, es un espacio en el que se respira el pasado y se hace arte contemporáneo sin olvidar sus raíces.
3El arte como forma de vida
Frigiliana no solo está orgullosa de su pasado; celebra el arte contemporáneo como parte de la identidad de este pueblo. Su luz, tranquilidad y atmósfera inspiradora han atraído a muchos artistas locales e internacionales a hacer de este su hogar. Muestran su obra en pequeñas galerías o talleres públicos, o incluso en la calle, donde el arte es parte del paisaje cotidiano. El pueblo también está comprometido con la cultura a través de iniciativas que promueven la participación pública en las artes.
Desde hace mucho tiempo, el pueblo ha apostado por el arte como herramienta para forjar lazos comunitarios, organizando desde exposiciones colectivas hasta talleres para todas las edades. Para los que están en Málaga, una escapada a este rincón proporciona una experiencia cultural completa y maravillosa, fuera de las rutas convencionales, pero con un alma muy vibrante.
