Los pestiños de Andalucía son uno de esos dulces que no necesitan presentación. El aroma de anís y canela, la textura crujiente y ese glaseado de miel que deja un toque suculento los convierten en una verdadera joya de la repostería tradicional. Desde el paso andaluz de generación en generación, son el protagonista indiscutible de las mesas navideñas andaluzas, la Semana Santa o alguna celebración familiar.
Cada región de Andalucía tiene su versión, con pequeñas diferencias en las recetas o métodos de preparación, pero siempre conservan un poco de esa esencia que los hace únicos. Hay una historia, un recuerdo, una abuela amasando con amor o una madre explicando el secreto de la manejabilidad detrás de cada bandeja de pestiños. Y aunque todos te digan que tienen su «receta secreta», hay un elemento común que los hace irresistibles.
2Preparación de unos deliciosos pestiños de Andalucía

Para hacer pestiños de Andalucía, lo primero que se debe hacer es que se infunde el aceite con piel de cítricos, semillas de anís y sésamo, y luego se deja enfriar. Después, se combina con la harina y el vino hasta lograr una masa uniforme, suave y manejable. Reposa durante varios minutos, y procede a extender de forma muy delgada con un rodillo. Desde ahí, se cortan rectángulos o rombos que se pliegan ligeramente para crear la forma característica de los pestiños.
Estos se fríen en abundante aceite caliente hasta que estén dorados y crujientes, y luego se escurren en papel absorbente. Finalmente, se recubren con miel tibia o se espolvorean con azúcar y canela al gusto. El truco está en freírlos a la temperatura adecuada y no trabajar demasiado la masa para que tenga esa textura perfecta.