sábado, 19 abril 2025

Este fallo al guardar las sobras de comida en la nevera que puede provocarte una intoxicación

En plena era de la conciencia contra el desperdicio alimentario, aprovechar las sobras se ha convertido en un hábito tan común como necesario en los hogares españoles. Las sobras de la comida o cena del día anterior suelen ser una solución rápida y económica para esos momentos en los que no apetece cocinar, pero un error frecuente al conservarlas puede transformar esta práctica cotidiana en un serio riesgo para la salud. Lo que muchos desconocen es que ese tiempo de espera «para que se enfríe» antes de meter los alimentos en la nevera es precisamente lo que puede convertir nuestras sobras en un peligroso cóctel de bacterias.

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Un estudio reciente del Centro de Seguridad Alimentaria de España revela que más del 40% de las intoxicaciones domésticas están relacionadas con prácticas incorrectas de conservación, siendo el enfriamiento inadecuado de los alimentos cocinados uno de los principales culpables. Dejar que la comida permanezca horas a temperatura ambiente crea las condiciones perfectas para la multiplicación de microorganismos patógenos. Este hábito, transmitido a menudo de generación en generación con la mejor intención de no dañar los electrodomésticos o ahorrar energía, es en realidad una ruleta rusa para nuestro sistema digestivo.

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TÉCNICAS SEGURAS PARA ENFRIAR Y CONSERVAR LAS SOBRAS

Fuente: Freepik

Para evitar que nuestras sobras se conviertan en un foco de infección, existen métodos eficaces que aceleran el proceso de enfriamiento sin comprometer la seguridad. El baño de hielo es una técnica profesional adaptable al hogar: simplemente coloca el recipiente con las sobras dentro de otro más grande con agua fría y hielos, reduciendo así la temperatura del alimento rápidamente sin necesidad de mantenerlo en la peligrosa zona intermedia durante horas. Este método es particularmente útil para grandes cantidades de sopas, guisos o salsas que de otro modo tardarían mucho en enfriarse incluso dentro del frigorífico.

La división de las sobras en porciones más pequeñas no solo facilita su posterior consumo sino que también es clave para su conservación segura. Los recipientes herméticos poco profundos permiten que el frío circule mejor alrededor de los alimentos, logrando una refrigeración más rápida y uniforme que previene la formación de bolsas de calor donde las bacterias podrían seguir multiplicándose a pesar de estar ya en el frigorífico. Además, etiquetar las sobras con la fecha de elaboración ayuda a controlar su tiempo de almacenamiento, recordando que incluso correctamente refrigeradas, la mayoría de las sobras no deberían consumirse después de tres o cuatro días para garantizar tanto su calidad como su seguridad.

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