Las colas del hambre prosiguen en las zonas más afectadas de Valencia, especialmente en Algemesí, Alfafar, Albal y Catarroja, entre otros municipios. La marea humana se agolpa en los centros y naves industriales que se prepararon desde el día después de las riadas del pasado 29 de octubre de 2024, cuando el agua anegó todas las comarcas del norte y sur de la capital del Turia.
La situación es límite para quienes piden la comida en estos centros, todos ellos damnificados por las riadas que arrasaron las zonas de la Ribera Alta y la Horta Sur, con 78 municipios afectados. «Hay colas por todos lados, la gestión es peor que el día después de la riada», afirman desde varios centros de alimentación que hasta marzo tenían el suministro de la Feria de Valencia, pero sin motivo alguno se ha cortado. «.
LA ZONA ESTÁ LIMPIA, PERO AÚN FALTAN MUCHAS VIVIENDAS POR LIMPIAR
«Les ofrecemos comida, pero hay numerosos obstáculos para el reparto independiente, pese a tener el visto bueno de la Generalitat desde el primer día», han asegurado las mismas fuentes, que apuntan directamente al consejero de Servicios Sociales, Stephane Soriano, quien ha realizado llamadas «elevando el tono» por denunciar estos hechos.

«Hay coacción por parte de las instituciones», denuncian las fuentes consultadas, que gestionan una de las naves que se han reconvertido tras la riada. «Viene gente en ERTE, empresarios, familias sin recursos, personas que solo piden un plato de comida…», pero no aparece nadie para llenar las despensas improvisadas desde el día posterior a la catástrofe, cuya falta de avisos está siendo judicializada.
En varios de estos puntos de suministro, que atienden a cerca de 20 poblaciones, los alimentos escasean, como también el detergente, electrodomésticos e incluso el agua. Los palets llegan a cuenta gotas y prácticamente vacíos. Esta misma semana, el suministro apenas ha llegado a solo «15 bolsas», pese a que la capacidad supera el metro cúbico. Pañales de niño y adulto, potitos de bebé y productos de higiene íntima también escasean, pese a ser de primera necesidad.
La situación se repite en Alfafar, Sedaví, Paiporta, Albal y Beniparell, entre otros. «La ayuda se está centralizando a través de los Ayuntamientos, que dan tarjetas de racionamiento de Cruz Roja y allí les ofrecen el suministro que necesitan», indican. «Está muy bien, pero nos han dejado fuera de este reparto y no entendemos el por qué», indican las fuentes. Otras apuntan incluso a un «reparto a dedo».
LAS DONACIONES LLEGAN, PERO SE REPARTEN ÚNICAMENTE DESDE AYUNTAMIENTOS
«Las donaciones son para las familias y hay toneladas en los centros de la Feria de Valencia, pero siguen sin darnos lo suficiente para repartir. Las colas están ahí cada día, desde el primer día, pero la situación ha empeorado». «Nosotros lo hemos vivido desde el inicio todo y el desaliento nos machaca día tras día», lamentan.
Nosotros lo hemos vivido desde el inicio todo y el desaliento nos machaca día tras día
La Generalitat de Valencia ha dejado de enviarles albaranes desde el pasado 21 de marzo. Tres semanas después, las naves se encuentran prácticamente vacías. «Algunas botellas de agua, ninguna para limpieza, sin suministros ni alimentos para bebés», insisten. Las copias de los albaranes así lo ponen de manifiesto.
Estos puntos de recogida y reparto de alimentos debían estar inscritos y con el visto bueno del CECOPI desde el pasado 7 de enero. Las naves afectadas ponen de manifiesto que recibían religiosamente todos los productos, pero desde hace casi un mes no ha vuelto el reparto desde la Feria de Valencia.
LAS NAVES IMPROVISADAS SE QUEDAN SIN PARAGUAS DE LA GENERALITAT
«La situación cambia tras rebajar el el nivel de emergencia», afirman. «Se está mercantilizando la comida y no está llegando a todos», denuncian desde varias de estas naves semivacías ahora.
«Es la comercialización del sufrimiento humano», ahondan. «Queremos una fiscalización de toda la ayuda que ha llegado a la Feria de Valencia porque nos están dejando sin comida cuando tenemos derecho a repartirla. Cada día tenemos las colas y van a más», afirman.
Así las cosas, este cambio la situación de emergencia ha dado como resultado una reconstrucción más complicada para familias que aún están sacando barro de su vivienda y propiedades. El escenario se encrespa cuando la policía local amenaza con denuncias por ocupar la vía pública debido a las colas del hambre.
Por ahora no se ha interpuesto ninguna, pero todo apunta a la mala imagen que se está dejando en esta falta de ayudas. «Son damnificados pidiendo un plato de comida, literalmente», apuntan las fuentes. Ejemplo de ello es el punto de Sedaví, donde una de las voluntarias de reparto no ha podido más y ha cerrado la nave a pesar de estar ayudando a sus vecinos desde el 30 de octubre.
Las riadas dejaron 228 muertos entre Mira, Letur y Valencia, miles de damnificados y seis meses después sigue la situación tras la peor DANA del siglo.