sábado, 19 abril 2025

Los datos que dan la razón a Madrid frente a la imposición catalana en vivienda

Pedro Sánchez e Isabel Rodríguez tratan de imponer el laboratorio de Vivienda en Cataluña para toda España, una normativa que ha ahogado el mercado de compraventa y que amenaza seriamente un mercado de alquiler en máximos históricos. El presidente del Gobierno y la ministra de Vivienda han elogiado los datos en Cataluña, con Salvador Illa al frente, al asegurar que el precio del alquiler disminuye.

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Asimismo, el trío se ha comprometido a levantar en la comunidad un total de 50.000 viviendas, mientras Madrid lidera la construcción, Cataluña se dedica a comprar edificios, dejando unas fuertes plusvalías para los vendedores, u obtenerlos bajo cesión para después reformarlos

No obstante, son datos sesgados y no sustentan una realidad cada vez más cruda para estudiantes, trabajadores y familias. La ministra de Vivienda no mueve un ápice un ley que exige aplicar a Madrid, con límites en las subidas en las zonas tensionadas y alfombra roja para la ocupación ilegal, así como para los ‘inquiocupas’, con rentas de alquiler impagadas y sin solución para el propietario.

De esta forma, los dueños de los inmuebles se han alejado del mercado del alquiler a marchas forzadas, mientras otros han preferido vender los inmuebles, especialmente en la zona de Barcelona, donde no solo se ha conseguido un precio récord, sino que se ha trasladado el problema a los municipios colindantes, donde los precios se han duplicado en menos de una década. Ante esta asfixiante situación, miles de ciudadanos han tomado las calles para protestar y exigir soluciones al principal problema que registran no solo las familias, sino también las empresas, dado que el alojamiento y los bajos sueldos impiden una mayor demanda para los puestos de trabajo.

LOS DATOS DEMUESTRAN LA FALLIDA LEY DE VIVIENDA EN CATALUÑA

El alquiler se come en este momento el salario íntegro que más se repite en España, unos 1.178 euros netos al mes repartidos en 14 pagas, mientras que el precio del alquiler en Barcelona oscila entre los 1.200 y los 1.600 euros de media en la ciudad condal. En los municipios circundantes, los pocos alquileres que llegan a ofertarse alcanzan los 1.000 euros de media, pese a que no se disfrutan de los mismos servicios públicos ni privados, como ferrocarril, metro, zonas de ocio, cines o teatros, entre otros.

Salvador Illa, presidente de la Generalitat, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, con las promesas de construcción de vivienda para el alquiler social, pero siguen sin poner un ladillo | Fuente: Agencias
Salvador Illa, presidente de la Generalitat, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, con las promesas de construcción de vivienda para el alquiler social, pero siguen sin poner un ladillo | Fuente: Agencias

Las distintas leyes aprobadas en Barcelona han secado casi por completo todo el mercado inmobiliario, que ha tenido que abrazar soluciones imaginativas para paliar los efectos. La compraventa se disparó con la pandemia, con cambios de vivienda desde 2020 a velocidad de vértigo.

La excusa era salir de la ciudad para poder comprar viviendas unifamiliares. En 2022 comenzó a descender con fuerza este nicho para comenzar a disparar los alquileres con fuerza, precios a los que solo podían acceder el poder adquisitivo alto, provocando el éxodo de quienes no podían hacer frente a la nueva renta. Quienes salieron de Barcelona incrementaron la demanda en las zonas limítrofes a la ciudad, mientras la especulación ha ajustado al alza los precios.

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LA ESPECULACIÓN AVANZA, A PESAR DE LOS FUNDAMENTALES

«Si el vecino alquila por 900 euros, mi piso también se alquila por 900», pese a estar abonando 450 euros hace tan solo diez años. No ha variado ni la ubicación ni tampoco los servicios han mejorado, por fundamentales se está abonando una auténtica barbaridad, pero la fiesta poco a poco se apaga.

No existen apenas pisos de alquiler. Los que se anuncian se retiran en cuestión de horas, pero cada vez se aleja la demanda debido al disparate de los precios.

Cataluña ha segado el mercado del alquiler en distintas fases. Primero lo hizo con la renta de larga duración, para después aniquilar los alquileres de temporada. El denominado ‘coliving’, única solución para quien no puede abonar los más de 1.100 euros de alquiler, también se hunde con precios de las habitaciones prohibitivos. De media, los alquileres por habitación superan los 630 euros, frente a los 350 euros de hace una década. En ese tiempo, la inflación se ha incrementado en un 26,5%. Es decir, los precios de los alquileres crecen a un ritmo tres veces superior al de los precios, que también merman el poder adquisitivo de los hogares.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto al consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, en el Pleno de la Asamblea (Fuente: Agencias)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, mantiene su plan de vivienda intacto y sin entrar en la fallida ley catalana | Fuente: Agencias

Por estos motivos, Madrid, donde también se ha visto estrangulada la compraventa y alquiler de viviendas, pero no de forma tan severa como en Cataluña y especialmente en Barcelona. Por una misma habitación en Barcelona se está pagando un 8,5% más que en la capital, mientras en los municipios cercanos del área metropolitana se sitúa entre los 400 y los 800 euros, casi el mismo nivel que una vivienda de 80 metros cuadrados hace 10 años. En Madrid capital, la oferta se sitúa cerca de los 500 euros en este momento y se pueden encontrar habitaciones por 250 euros.

Por estas razones, con datos y por más que se resista el Ejecutivo de PSOE y Sumar, la realidad es que la ley de vivienda en Cataluña es un fracaso estrepitoso y los principales perjudicados son los inquilinos y también propietarios, mientras los especuladores salen de debajo de las piedras tras ver una oportunidad como lo fue durante la burbuja inmobiliaria, aunque ahora no se trata de hipotecas concedidas sin ton ni son.

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