Entre los numerosos tesoros que esconde la geografía española, pocos lugares conjugan historia, misterio y belleza como lo hace Peñíscola. Este enclave mágico de Castellón conserva entre sus murallas siglos de historias entrelazadas con leyendas que aún hoy despiertan la curiosidad de quienes se adentran en sus callejuelas. La fortaleza que domina este peñón, convertido en península, ha sido testigo silencioso de episodios que van desde las gestas templarias hasta el retiro de un antipapa, configurando un legado patrimonial de incalculable valor.
La costa mediterránea de Castellón guarda como su joya más preciada este municipio donde el tiempo parece haberse detenido en ciertos rincones. Peñíscola, con su castillo encaramado sobre un promontorio rocoso que se adentra en el mar, representa uno de los ejemplos más notables de arquitectura militar de la Orden del Temple en la península ibérica. Sus piedras centenarias esconden códigos y símbolos que los expertos continúan intentando descifrar, mientras las leyendas sobre pasadizos secretos y tesoros ocultos se transmiten de generación en generación, manteniendo vivo el aura de misterio que envuelve a este enclave histórico de la provincia de Castellón.
2EL CASTILLO DEL PAPA LUNA: ENTRE LA HISTORIA Y EL ENIGMA
Pocos edificios en España condensan tanta historia y misterio como el castillo de Peñíscola. Esta fortaleza, inicialmente templaria y posteriormente residencia del antipapa Benedicto XIII, conocido popularmente como Papa Luna, se erige majestuosa sobre la roca caliza que da nombre a la localidad castellonense. Pedro de Luna, cardenal aragonés que mantuvo su pretensión al papado hasta su muerte, convirtió este bastión en un centro intelectual de primer orden durante el Cisma de Occidente, trayendo consigo una valiosa biblioteca y rodeándose de eruditos que enriquecieron culturalmente este enclave mediterráneo.
La arquitectura del castillo revela capas de historia superpuestas que hablan de sus distintos moradores a lo largo de los siglos. Sus estancias pontificias, añadidas durante la estancia del Papa Luna, contrastan con los espacios austeros y funcionales del período templario, creando un conjunto monumental único en Castellón. La sala del Cónclave, la biblioteca pontificia y la estancia conocida como el Salón del Trono conservan elementos decorativos con símbolos cuyo significado completo sigue siendo objeto de debate entre los historiadores. Algunos investigadores sostienen que estos símbolos podrían contener mensajes cifrados relacionados con conocimientos esotéricos que los templarios habrían custodiado y que el Papa Luna habría mantenido en secreto.