sábado, 19 abril 2025

El alimento ‘cenicienta’ olvidado en tu cocina que es un tesoro antiinflamatorio, y cuesta céntimos

Escondido entre los recovecos de nuestras cocinas, ignorado y relegado a un papel secundario, existe un pequeño tesoro culinario de valor incalculable. Este alimento milenario, presente en prácticamente todos los hogares españoles, esconde propiedades medicinales tan potentes que muchos laboratorios farmacéuticos quisieran replicar en sus costosos medicamentos. Hablamos del humilde ajo, ese bulbo de aspecto poco atractivo que, peso a peso, podría considerarse uno de los productos más beneficiosos para nuestra salud.

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La ciencia moderna ha confirmado lo que nuestras abuelas ya sabían por intuición o tradición: el ajo es mucho más que un condimento. Sus compuestos activos, encabezados por la alicina, conforman un auténtico ejército bioquímico capaz de combatir inflamaciones, reducir el colesterol y fortalecer nuestras defensas naturales. Sin embargo, pese a costar apenas unos céntimos y estar al alcance de cualquiera, este superalimento sigue siendo la ‘cenicienta’ de nuestra despensa, infrautilizado y muchas veces limitado a dar sabor a guisos y salsas.

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MÁS ALLÁ DE LA INFLAMACIÓN: UN BOTIQUÍN NATURAL EN TU DESPENSA

Fuente: Freepik

Los beneficios del ajo trascienden con mucho su ya impresionante capacidad antiinflamatoria. Este alimento milenario es también un potente antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres que dañan nuestras células y aceleran el proceso de envejecimiento. Los compuestos azufrados responsables de su característico aroma actúan como escudos celulares, protegiendo el ADN y las membranas de nuestras células del estrés oxidativo. La concentración de estos compuestos protectores es tan elevada que, según un estudio publicado en la revista Preventive Nutrition and Food Science, un solo diente de ajo diario puede incrementar la actividad antioxidante del plasma sanguíneo hasta en un 22% durante las 24 horas siguientes a su consumo. Esta capacidad preventiva lo convierte en un auténtico seguro de vida natural.

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En el ámbito cardiovascular, este humilde bulbo demuestra también su extraordinario valor. Numerosos estudios han confirmado que el consumo regular de ajo ayuda a reducir la presión arterial tanto sistólica como diastólica, especialmente en personas con hipertensión. Además, disminuye los niveles de colesterol LDL (el llamado «colesterol malo») sin afectar al colesterol HDL (el «bueno»). Un metaanálisis publicado en el Journal of the Science of Food and Agriculture concluyó que el consumo diario de ajo puede reducir el colesterol total hasta en un 10% en personas con niveles elevados, lo que supone una disminución significativa del riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares como infartos o ictus en poblaciones especialmente vulnerables como los mayores de 50 años. Estos datos subrayan la importancia de incorporar este alimento a nuestra dieta diaria como estrategia preventiva.

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