Vivimos rodeados de cables y enchufes, una maraña tecnológica indispensable para mantener operativos nuestros móviles, tabletas y demás cachivaches electrónicos que pueblan nuestro día a día. La reciente llamada de atención de la OCU sobre los cargadores no certificados, sin embargo, nos recuerda que no todos los accesorios son iguales y que algunos esconden peligros más que serios bajo una apariencia inofensiva, convirtiendo un gesto cotidiano en una potencial fuente de riesgo doméstico. La comodidad de tener siempre a mano un cargador extra o reemplazar uno perdido a bajo coste nos lleva a veces a tomar decisiones impulsivas sin calibrar las posibles consecuencias para nuestra seguridad.
La tentación de ahorrar unos euros optando por cargadores genéricos, a menudo encontrados en bazares o plataformas online dudosas, es grande, pero las consecuencias pueden ser devastadoras si no se toman precauciones elementales. El riesgo de sobrecalentamiento, cortocircuitos e incluso incendios no es una exageración alarmista promovida sin fundamento, sino una posibilidad real que pone en jaque la seguridad de nuestro hogar y la de nuestra familia, un peligro silencioso que acecha conectado a la red eléctrica sin que seamos plenamente conscientes de su potencial destructivo hasta que es demasiado tarde. La falta de información clara y la publicidad engañosa contribuyen a esta peligrosa complacencia generalizada.
3LA LLAMADA DE ATENCIÓN DE LA OCU: PELIGRO REAL Y CONSTANTE

Los estudios periódicos realizados por la OCU sobre este tipo de productos electrónicos de uso masivo son consistentemente demoledores, evidenciando fallos graves de seguridad en una gran mayoría de los cargadores baratos y sin marca reconocida que han sido analizados en sus laboratorios independientes. Se han detectado de forma recurrente desde aislamientos internos insuficientes entre componentes de alta y baja tensión (lo que puede provocar descargas eléctricas al tocar el dispositivo conectado) hasta el uso extendido de plásticos no ignífugos en las carcasas, pasando por soldaduras internas defectuosas que pueden provocar chispas y peligrosos arcos eléctricos. Estos hallazgos subrayan la magnitud del problema.
No se trata de un aviso aislado o puntual; la OCU lleva años alertando de forma continuada sobre esta problemática, subrayando que la falta de cumplimiento normativo en materia de seguridad eléctrica no es una simple excepción en el mercado, sino casi la norma generalizada en el segmento más económico y accesible de cargadores para dispositivos móviles y otros aparatos electrónicos. Esta insistencia por parte de la organización de consumidores busca concienciar al ciudadano de a pie sobre un peligro cotidiano que a menudo se subestima por puro desconocimiento, por dejadez o por una falsa y peligrosa sensación de ahorro inmediato.