sábado, 19 abril 2025

La OCU alerta sobre el peligro real de los cargadores pirata en casa

Vivimos rodeados de cables y enchufes, una maraña tecnológica indispensable para mantener operativos nuestros móviles, tabletas y demás cachivaches electrónicos que pueblan nuestro día a día. La reciente llamada de atención de la OCU sobre los cargadores no certificados, sin embargo, nos recuerda que no todos los accesorios son iguales y que algunos esconden peligros más que serios bajo una apariencia inofensiva, convirtiendo un gesto cotidiano en una potencial fuente de riesgo doméstico. La comodidad de tener siempre a mano un cargador extra o reemplazar uno perdido a bajo coste nos lleva a veces a tomar decisiones impulsivas sin calibrar las posibles consecuencias para nuestra seguridad.

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La tentación de ahorrar unos euros optando por cargadores genéricos, a menudo encontrados en bazares o plataformas online dudosas, es grande, pero las consecuencias pueden ser devastadoras si no se toman precauciones elementales. El riesgo de sobrecalentamiento, cortocircuitos e incluso incendios no es una exageración alarmista promovida sin fundamento, sino una posibilidad real que pone en jaque la seguridad de nuestro hogar y la de nuestra familia, un peligro silencioso que acecha conectado a la red eléctrica sin que seamos plenamente conscientes de su potencial destructivo hasta que es demasiado tarde. La falta de información clara y la publicidad engañosa contribuyen a esta peligrosa complacencia generalizada.

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CERTIFICADOS DE SEGURIDAD: EL SELLO ‘CE’ NO SIEMPRE ES LO QUE PARECE

Fuente: Freepik

El marcado CE (Conformidad Europea) es, en teoría, la garantía visible de que un producto cumple con los requisitos legales y técnicos en materia de seguridad establecidos por la Unión Europea, un aval indispensable para su comercialización legal y segura dentro de nuestro territorio comunitario. Sin embargo, la realidad destapada por análisis independientes, como los efectuados por la OCU de forma periódica, demuestra que este sello es falsificado con alarmante frecuencia en cargadores de bajo coste y otros productos electrónicos, induciendo a error al consumidor que confía en esta marca como sinónimo de seguridad y fiabilidad. La simple presencia del logo no es suficiente garantía.

Un cargador legítimamente certificado ha pasado por rigurosas pruebas de laboratorio que verifican aspectos cruciales como su aislamiento eléctrico interno, su resistencia al calor generado durante la carga, su comportamiento ante posibles sobrecargas o cortocircuitos y la calidad ignífuga de sus materiales, asegurando así una protección adecuada para el usuario y sus bienes materiales. Los modelos pirata, por el contrario, carecen por completo de estas validaciones técnicas y controles de producción, convirtiendo el simple acto de cargar el móvil en una auténtica ruleta rusa con la seguridad eléctrica del hogar, algo que la OCU no se cansa de denunciar.

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